Liberación de la Maldición. Parte 2 – Derek Prince
Liberación de la Maldición: Segunda Parte – Guía Práctica
En esta segunda parte de la enseñanza de Derek Prince sobre la liberación de maldiciones, se profundiza en cómo estas maldiciones pueden afectar nuestras vidas y cómo podemos romperlas mediante pasos concretos. A continuación, se presentan los aspectos clave de la predicación y una guía práctica para liberarse de las maldiciones.
1. Identificar la Fuente de la Maldición
La predicación comienza con la identificación de las causas comunes de las maldiciones, como la idolatría, el ocultismo y la adoración de dioses falsos. También se menciona que las palabras pronunciadas en nombre de Dios por líderes religiosos o personas en posiciones de autoridad pueden desencadenar maldiciones.
Paso Práctico: Revisa tu vida y la de tus antepasados en busca de prácticas ocultas, idolatría, o pactos con falsos dioses. Investiga si alguien en autoridad sobre ti pudo haber pronunciado palabras negativas que ahora afectan tu vida.
2. Reconocer las Consecuencias de las Maldiciones
Prince ofrece ejemplos bíblicos de maldiciones que persistieron durante generaciones, como en el caso de Hiel de Bet-el, quien perdió a sus hijos al reconstruir Jericó, cumpliendo una maldición pronunciada 500 años antes. Otros ejemplos incluyen la maldición de David sobre el monte Gilboa y la lepra que cayó sobre Giezi y su descendencia.
Paso Práctico: Identifica patrones de sufrimiento o maldición en tu vida, como enfermedades recurrentes, problemas financieros o conflictos familiares. Esto podría ser una señal de una maldición no rota.
3. Romper Maldiciones Pronunciadas Inconscientemente
Las palabras descuidadas, como maldecir a un ser querido en un momento de ira o frustración, pueden desencadenar maldiciones involuntarias. Derek Prince destaca cómo las maldiciones autoinfligidas, como en el caso de Rebeca y Jacob, pueden tener efectos devastadores.
Paso Práctico: Reflexiona sobre las palabras que has dicho o que otros han dicho sobre ti. Si has pronunciado maldiciones, aunque sea sin intención, arrepiéntete y renuncia a esas palabras en el nombre de Jesús. Proclama bendiciones en su lugar.
4. Rechazar y Revertir Malas Declaraciones
Es crucial rechazar las palabras negativas pronunciadas sobre uno mismo o los demás y reemplazarlas con declaraciones positivas y basadas en la fe, como lo hizo Pedro tras negar a Jesús.
Paso Práctico: Di en voz alta afirmaciones positivas basadas en las Escrituras. Un ejemplo podría ser “No moriré, sino que viviré y contaré las obras del Señor” (Salmo 118:17). Repite estas afirmaciones diariamente para contrarrestar cualquier palabra negativa del pasado.
5. Protegerse de Pactos Espirituales Incorrectos
Prince advierte sobre los peligros de entrar en pactos con personas o grupos que adoran dioses falsos, como la masonería, lo cual puede abrir la puerta a maldiciones.
Paso Práctico: Si tú o tus antepasados han participado en tales pactos, renuncia a ellos explícitamente. Ora pidiendo perdón por involucrarte en estos acuerdos y pide a Dios que te libere de cualquier maldición asociada.
6. Liberación en el Nombre de Jesús
La enseñanza concluye con un proceso de liberación en cuatro pasos: reconocer la maldición, arrepentirse del pecado que la causó, renunciar a la maldición y resistirla firmemente.
Paso Práctico: Sigue este proceso de liberación paso a paso:
- Reconocer: Identifica la maldición y su origen.
- Arrepentirse: Confiesa cualquier pecado relacionado, incluyendo los de tus antepasados.
- Renunciar: Rechaza la maldición en el nombre de Jesús, proclamando tu liberación.
- Resistir: Mantente firme en tu fe, resistiendo cualquier intento de la maldición de regresar.
Conclusión
La enseñanza de Derek Prince ofrece una comprensión profunda de cómo las maldiciones pueden influir en nuestras vidas y cómo podemos liberarnos de ellas. Al aplicar estos pasos prácticos, puedes romper las cadenas que te atan y vivir en la libertad y bendición que Dios ha prometido.
Recuerda que el poder para liberarse de cualquier maldición se encuentra en Jesucristo, quien ya ha vencido a todas las fuerzas del mal.