Milagros que Cambiaron Vidas en las Prisiones de Guatemala // Charlas Bíblicas
A veces Dios escoge los lugares más oscuros para revelar Su luz con mayor intensidad. Este fue el caso de José Manuel Gómez, pastor general de REMAR en Guatemala y líder espiritual en una obra que ha marcado la historia del país centroamericano. Su testimonio no es una historia más de misiones: es una crónica viva de milagros, restauración, valentía y poder sobrenatural en medio del caos.
El comienzo de una misión imposible
Todo comenzó en 1992, cuando la primera dama de Guatemala pidió ayuda urgente a REMAR para rescatar el centro penitenciario Gaviotas, donde menores infractores convivían en condiciones infernales. José Gómez aceptó el reto bajo una condición innegociable: que se expulsara a todos los funcionarios corruptos y que REMAR tuviera control total de la administración del centro. Contra toda lógica institucional, el gobierno accedió.
Primeros pasos entre la violencia y la fe
La entrada en Gaviotas fue como lanzarse al fuego. El primer día, los misioneros fueron recibidos con violencia: 17 presos se fugaron, José fue agredido, y muchos pensaron que todo se acabaría ahí. Pero nadie retrocedió. En lugar de huir, decidieron quedarse. Vivieron con los reclusos, compartieron su comida, sus días y su dolor. Esa entrega total comenzó a quebrantar corazones endurecidos por el crimen.
Milagros de transformación
Uno de los mayores milagros fue ver cómo jóvenes asesinos, algunos con múltiples homicidios a sus espaldas, se rendían a Cristo. En una noche inolvidable, una fogata en la cancha de fútbol se convirtió en altar. Presos endemoniados cayeron llorando, liberados por el poder de Jesús. Jóvenes que habían matado a sus padres o líderes de pandillas se convirtieron en pastores, como el recordado “Sosten” en Costa Rica.
“No vinimos a empuñar armas, sino a usar las armas espirituales”
A pesar de las constantes amenazas, José y su equipo nunca aceptaron portar armas. Rechazaron pistolas y fusiles, confiando únicamente en la armadura de Dios (Efesios 6). En una ocasión, durante un motín, enfrentaron a una multitud armada solo con bates de béisbol usados como protección. La valentía y la fe inquebrantable del equipo impactaron tanto a los presos que muchos decidieron no rebelarse, sino apoyar a los misioneros.
Milagros financieros y provisión divina
La provisión de Dios fue constante y sobrenatural. En una ocasión, necesitaban con urgencia $90,000 para pagar la compra de un seminario católico transformado en centro de acogida. Sin saber cómo llegaría el dinero, oraron con fe. En 24 horas, tres donaciones independientes cubrieron exactamente la cantidad necesaria. Una vez más, Dios mostró que Él sustenta Su obra.
Frutos que permanecen
Gracias a REMAR, se redujo la reincidencia criminal del 100% al 33%. Se establecieron escuelas, talleres de panadería, centros de alfabetización, y muchos presos salieron transformados, integrándose en congregaciones. Se construyó la “Ciudad de los Niños” con ayuda internacional, acogiendo hasta 450 niños de la calle.
La lucha continúa
Hoy REMAR Guatemala enfrenta nuevos desafíos ante gobiernos indiferentes e iglesias que, muchas veces, no se involucran en la obra social. A pesar del desinterés de algunos, José y su equipo siguen firmes, creyendo que “el que mucho ha sido perdonado, mucho ama”.
El llamado: amar como Jesús
El testimonio de José Gómez es una invitación a todos los creyentes: no a la comodidad, sino al sacrificio. No al éxito aparente, sino al amor auténtico que transforma vidas. Dios sigue obrando en los lugares más difíciles, y aún hoy, niños abandonados y jóvenes desesperados encuentran esperanza a través del amor de Cristo.
“Jesús se goza en el cielo cuando ve a un niño reír… Aunque tú no lo creas, algo sí que va a cambiar.”
Si deseas colaborar con REMAR Guatemala, apadrinar a un niño o conocer más sobre su misión, puedes contactar a José Gómez:
📧 josegomez@remarguatemala.org
