Cuidemos Cómo Andamos // Daniel Del Vecchio
En esta poderosa predicación, Daniel del Vecchio nos desafía a vivir conforme a la Palabra de Dios, andando en amor, en el Espíritu y como hijos de luz.
Andad en Amor
El apóstol Pablo nos exhorta en Efesios 5:1-2:
«Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.»
Este pasaje nos llama a vivir en amor, pero no cualquier amor, sino el amor ágape, el amor divino que Cristo demostró en la cruz. No se trata solo de emociones o sensaciones, sino de un amor que se sacrifica, que considera al otro y que se practica en el diario vivir.
Jesús nos dio el máximo ejemplo de este amor, y como creyentes, estamos llamados a seguirlo. Amar no siempre es fácil, especialmente cuando se trata de nuestros vecinos, pero es un mandato divino. No es cuestión de sentir o no sentir amor, sino de actuar con amor en cada decisión.
Andad en el Espíritu
Pablo también nos instruye en Gálatas 5:16:
«Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.»
Cada día nos enfrentamos a tentaciones y decisiones. No podemos andar en el Espíritu sin tener al Espíritu, pero tenerlo no significa que automáticamente viviremos conforme a él. Hay personas llenas del Espíritu Santo que siguen andando en la carne.
San Pablo advierte en Romanos 8:12-13:
«Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne. Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.»
Esto nos recuerda que nuestra lucha no es solo contra deseos sensuales, sino contra toda la mentalidad carnal y humana que se opone al Espíritu de Dios. No es suficiente la fuerza de voluntad o la religión; solo el poder del Espíritu Santo puede darnos la victoria.
Andad como Hijos de Luz
Efesios 5:8 nos llama a una vida transformada:
«Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.»
Nuestra vida antes de Cristo estaba llena de tinieblas, pero ahora debemos reflejar la luz del Señor en todo lo que hacemos. Esto implica vivir con sabiduría y aprovechar bien el tiempo, como nos recuerda Efesios 5:15-18:
«Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien, sed llenos del Espíritu.»
Esto nos desafía a evaluar nuestra forma de vivir y asegurarnos de que estamos caminando en obediencia a Dios y no en las costumbres del mundo.
La Decisión de Cada Día
Andar en amor, en el Espíritu y como hijos de luz no es automático. Es una decisión diaria. Como un niño aprende a caminar con la guía de sus padres, nosotros también necesitamos la dirección del Espíritu Santo y la enseñanza de la Palabra.
Que nuestra oración sea pedirle a Dios que nos ayude a andar de manera digna, reflejando su amor y su luz en todo lo que hacemos.