La Esperanza // Devocional Diario – Derek Prince
La mayoría de los cristianos han oído muchas predicaciones sobre la fe y el amor, pero en comparación, se ha hablado poco sobre la esperanza. Sin embargo, la esperanza es un pilar esencial en la vida cristiana y su ausencia puede debilitar la fe y el amor.
La esperanza no es simplemente un deseo vago de que algo bueno suceda, sino una confianza firme en las promesas de Dios. Es necesaria para mantener la fe y el amor vivos. Sin ella, la fe se desgasta y el amor se enfría. Por eso, la esperanza es fundamental para la plenitud de la vida cristiana.
La Escritura nos enseña:
«Ahora, pues, permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.»
(1 Corintios 13:13)
En la vida cotidiana, solemos escuchar la frase: «donde hay vida, hay esperanza». Pero la verdad es también al revés: «donde hay esperanza, hay vida». Sin esperanza, el alma se marchita y la vida pierde su sentido. La desesperanza es una de las condiciones más tristes que el ser humano puede experimentar.
A pesar de esto, Dios nos ofrece una solución: Su fidelidad nos da esperanza. En Él encontramos la certeza de que nuestra vida tiene un propósito y que Su amor nos sostiene. Por lo tanto, debemos mantener firme nuestra confesión y recordar que la esperanza es un regalo divino que renueva nuestras fuerzas.
«Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.»
(Hebreos 10:23)
Cuando anclamos nuestra esperanza en Dios, nuestra fe se fortalece y nuestro amor se renueva. La esperanza en Cristo nos llena de vida, nos impulsa a seguir adelante y nos da la certeza de que las promesas de Dios se cumplirán en Su tiempo perfecto.