La Religión No Salva // Predicación en la Calle – Miguel Díez
En esta poderosa predicación en la calle, el pastor Miguel Díez confronta una de las mentiras más peligrosas de nuestro tiempo: la falsa seguridad que ofrece la religión sin una relación viva con Jesucristo.
Introducción: Un Engaño Disfrazado de Luz
En muchas culturas y sociedades, la religión es vista como algo noble, espiritual y hasta necesario. Se asocia con moralidad, con buenas costumbres y con una esperanza de vida eterna. Pero hay una verdad solemne que no se puede callar: la religión, sin Jesucristo, no salva. Esta afirmación puede incomodar, pero es vital. Porque detrás de una vida religiosa sin Cristo se esconde uno de los engaños más sutiles y peligrosos del enemigo.
«La religión ha sido siempre el instrumento principal del diablo para llevar almas al infierno…»
Esta frase nos sacude. ¿Cómo es posible que algo aparentemente bueno como la religión pueda ser usado por el diablo? Precisamente porque la religión —sin una relación viva con Dios por medio de Jesucristo— puede convertirse en una ilusión mortal. El enemigo sabe que si puede hacer que una persona se sienta “buena” o “justificada” solo por sus prácticas religiosas, la apartará de la única fuente de salvación: la gracia de Dios por medio de la fe en Jesucristo.
El Peligro de Creerse Justificado por la Religión
«…haciendo que los religiosos se crean justificados y que con eso ya practicando religión, pues tienen el cielo.»
Este es el centro del engaño. El diablo no siempre se manifiesta con odio, violencia o idolatría evidente. A veces, se disfraza de “ángel de luz” (2 Corintios 11:14), inspirando sistemas religiosos llenos de reglas, ceremonias, imágenes y normas que dan la apariencia de santidad… pero no transforman el corazón.
Miles de personas practican su religión con devoción, creyendo que eso es suficiente. Asisten a misas, cultos o reuniones; se confiesan, hacen obras de caridad, ayunan, cantan alabanzas… pero jamás han rendido su corazón a Cristo. Tienen religión, pero no tienen salvación. Confían en su esfuerzo, en sus buenas acciones, en sus tradiciones, pero no en el sacrificio perfecto de Jesús en la cruz.
La Biblia es clara: “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Cualquier intento de justificar nuestra vida ante Dios fuera de Cristo es inútil. Es como cubrirse con un velo roto cuando se necesita una armadura completa.
Cuando la Religión Reemplaza a Cristo
«Y qué sorpresa, cuando mueren y no van arriba los que se justifican con la religión, pues para ellos en vano murió Cristo.»
Estas palabras son duras, pero verdaderas. Hay una falsa seguridad en el corazón del religioso. Cree que va camino al cielo por sus prácticas externas, pero al llegar al umbral de la eternidad, se encuentra con una realidad espantosa: nunca conoció al Salvador. Jesús lo dijo con firmeza en Mateo 7:22-23:
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre…? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Para estas personas, el sacrificio de Cristo fue en vano, no porque no tuviera poder, sino porque ellos lo ignoraron. Prefirieron seguir caminos religiosos que no demandaban entrega, arrepentimiento ni fe viva. Fueron sinceros, pero sinceramente engañados.
Jesucristo: El Único Camino
«Y allá, amigo, no se puede llegar al cielo sin Jesucristo, porque él es el único camino y la verdad y la vida.»
Aquí está el corazón del evangelio. No hay otro camino al cielo. Jesús no dijo que él era uno de los caminos posibles. Él dijo claramente:
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)
Ni la religión, ni la filosofía, ni la bondad humana, ni la meditación, ni el humanismo, ni los rituales pueden salvar. Solo Cristo salva. Solo su sangre puede limpiar el pecado. Solo su resurrección garantiza vida eterna. Todo lo demás es cáscara vacía.
El cristianismo verdadero no es una religión más. Es una relación viva con un Salvador resucitado. Es confiar completamente en lo que Él hizo por nosotros en la cruz y vivir para Él.
Reflexión Final: ¿Religión o Relación?
Este mensaje es un llamado a examinarse profundamente. ¿Qué es lo que sustenta tu esperanza de salvación? ¿Tus obras? ¿Tu religión? ¿Tu herencia familiar? ¿O estás totalmente rendido a Cristo?
Dios no busca religiosos, busca hijos nacidos de nuevo por la fe en Jesús. No quiere apariencia externa, sino un corazón quebrantado y humillado (Salmo 51:17). Hoy es el día para dejar atrás la religiosidad vacía y abrazar la vida nueva que solo Cristo ofrece.
Oración Sugerida
Señor Jesús, reconozco que he confiado en mi religión más que en ti. Perdóname por creer que mis obras o mis prácticas podían salvarme. Hoy rindo mi vida completamente a ti. Creo que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste para darme vida eterna. Te recibo como mi Salvador y Señor. Quiero vivir para ti todos los días de mi vida. Amén.
Miguel Díez es presidente de la ONG Remar en 68 países y fundador de la iglesia Cuerpo de Cristo.