No puedes cambiar sin oración // Ramón Ubillos
Introducción
Dios utiliza situaciones difíciles para que los creyentes le busquen, pero es lamentable que muchos solo lo hagan cuando enfrentan problemas. Esto revela que la búsqueda de Dios debería ser una práctica constante en la vida de todo cristiano.
La vida de un cristiano gira en torno a Cristo; sin Él, no somos nada. Por eso, es fundamental mantener una relación personal con Dios a través de la oración y la búsqueda continua de Su presencia.
Dios nos llama a cumplir tareas importantes, pero quiere que las hagamos con Su guía y en referencia a Él, lo cual requiere una comunicación constante mediante la oración.
La Oración Personal y Secreta
La oración es un aspecto fundamental en la vida cristiana. Es importante encontrar un lugar secreto para orar y mantener una intimidad personal con Dios, como enseña Mateo 6:5-6.
Aunque muchas personas oran en diferentes contextos —en el devocional, al comer o en el culto—, tener un tiempo de oración personal y secreta con Dios es esencial para llenarse de Su presencia y afrontar los conflictos de la vida.
Un ejemplo claro es Moisés, quien pasó 40 días en el monte en dos ocasiones para estar en la presencia de Dios. Él bajaba del monte irradiando una realidad diferente, y Dios desea que nos acerquemos a Él para recibir esa misma presencia transformadora.
La Importancia de la Relación Personal con Dios
Para hacer la obra de Dios, es indispensable tener un tiempo de relación personal con Él. La unción está disponible, pero Dios quiere que estemos en comunión íntima con Él.
La Biblia menciona que los judíos oraban tres veces al día; es recomendable reservar momentos específicos para estar en la presencia de Dios de forma personal e íntima.
Cultivar un tiempo de consagración al Señor, no solo a la obra, es vital. Si algo nos gusta, lo buscamos; así debe ser con Dios.
La hipocresía ocurre cuando decimos una cosa y no la cumplimos. Tener un tiempo personal con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es necesario para conocerlo verdaderamente.
Aunque Job tenía una unción impresionante, no conocía a Dios hasta que tuvo una experiencia personal con Él. Por eso, es esencial buscar a Dios para recibir más gracia y fuerza para las tareas que realizamos.
Priorizando a Dios
Muchas personas encuentran tiempo para ver partidos o series, pero no para buscar al Señor. Es importante reconocer esta realidad y pedir perdón por ello.
Jeremías 23:21-22 nos recuerda que Dios no envía a quien no ha sido llamado; debemos escuchar Su voz y seguir Sus instrucciones.
Acercarnos a Dios para oír Su voz y recibir sabiduría es más valioso que solo levantar la voz sin escuchar. Esto se logra a través de la comunión y la audiencia privada con Él.
Conocer el secreto de Dios y del problema nos hace más efectivos en el ministerio, en lugar de intentar resolver las dificultades a ciegas. Esto viene por la revelación personal de Dios.
Tener un concepto correcto de Dios basado en la experiencia personal, no en opiniones o rumores, es fundamental para crecer en la fe.
La Experiencia Personal con Dios
La experiencia con Dios es única y personal; no debe compararse con la de otros. Es necesario tener encuentros privados con Él que nos renueven, fortalezcan y nos llenen de sabiduría.
Para impregnarnos de la naturaleza de Dios, debemos acercarnos a Él constantemente, como dice Jeremías 29:11-13, donde se habla de Sus planes de paz y bienestar para nosotros.
Buscar a Dios de todo corazón es más que cumplir rituales; es un deseo genuino de estar con Él.
El Ejemplo de Jesús
La actividad más importante de Jesús era pasar tiempo con el Padre. Se apartaba para orar y tener un encuentro personal con Él, como se menciona en Marcos 1:35 y Juan 17.
En el huerto de Getsemaní, Jesús llevó a tres discípulos a orar, pero luego se fue aún más lejos para estar solo con el Padre, mostrando la necesidad de intimidad espiritual.
La oración fortalece, y Jesús mismo se abrió al Padre con sinceridad, recibiendo consuelo, como cuando un ángel le fue enviado para reconfortarle.
La Vida en la Presencia de Dios
La mujer samaritana recibió de Jesús una fuente de agua viva que da vida eterna. Así, nosotros debemos ser edificadores y animarnos en la fe. Frente al temor, debemos ir a la presencia del Señor, pues Su amor perfecto echa fuera todo miedo.
Cuando Dios obra en una persona, esa realidad interior se refleja afuera, haciendo efectivo cualquier ministerio o culto.
La iglesia no es solo un lugar físico, sino el cuerpo de creyentes. Dios se mueve en la iglesia, pero no siempre en las congregaciones. A veces las reuniones carecen de vida porque falta la presencia del dador de vida, que es Dios.
Jesús, antes de enviar a sus discípulos, se retiraba a orar; Su intimidad con el Padre le permitió caminar sobre las aguas y actuar con autoridad.
La Necesidad de la Gracia
Dios no obliga a nadie; para acercarnos a Él voluntariamente necesitamos Su gracia. La naturaleza humana es contraria a la de Dios y debe ser transformada.
Pedir gracia es indispensable para poder estar a solas con Dios, ya que la mente está llena de distracciones que nos alejan de Su presencia.
Decir «Señor, dame gracia, quiero estar contigo» es un acto de humildad y dependencia, porque sin Su gracia no podemos lograr nada.
Adoración e Intercesión
La adoración va más allá de cantar canciones; es reconocer y honrar a Dios por quien es Él. Se puede expresar con palabras simples como «Señor, yo te adoro por quien eres tú».
Es importante dedicar tiempos específicos para la adoración, la intercesión y la comunión con Dios. Reservar momentos en el día para esto fortalece la vida espiritual.
La intercesión implica llevar nuestras inquietudes y las de otros ante Dios, confiando que Él quiere escucharnos y guiarnos.
Compromiso con la Oración
Se recomienda comenzar con 15 minutos diarios de oración, divididos en tres momentos de cinco minutos. Para lograrlo, es necesario pedir la gracia de Dios.
La plataforma Nehemías es un recurso que facilita la oración y la conexión con otros creyentes en cadenas de oración mundiales.
En España, diferentes regiones se han comprometido a horarios específicos para orar, demostrando la importancia del compromiso comunitario en la oración.
Los creyentes son invitados a comprometerse a mantener un tiempo personal de oración, expresando su decisión de buscar a Dios con dedicación.
Finalmente, se ofrece una oración para pedir la gracia y el Espíritu Santo que permitan mantener ese tiempo personal, dando gracias a Dios por la oportunidad de buscarlo íntimamente.