Predicación Semana Santa // Del Ritual a la Realidad
Uno de los mayores sufrimientos en el corazón de los siervos de Dios es ver a millones caminando en completa oscuridad religiosa. Semana Santa, una expresión tan repetida que ha perdido su sentido… ¿Puede acaso una semana ser santa? ¿Un mes, un día, un segundo? Solo los seres pueden ser santificados, no los espacios de tiempo. Y sin embargo, multitudes desfilan en procesiones, sacando ídolos a la calle, mientras creen que honran a Dios. ¡Qué engaño tan profundo!
Jesús nos enseñó a orar diciendo: “Santificado sea tu nombre”. Pero en estos días se profana Su nombre con espectáculos grotescos, con “muñecos” sufrientes que no tienen vida. Y lo peor es ver a creyentes que, en lugar de evangelizar, aprovechan estas fechas para irse de vacaciones, a la playa, o incluso… ¡a pescar! Pero no a pescar almas, sino peces.
“¿No sería esta fecha la más idónea para pescar almas?”, se pregunta el pastor Miguel.
“Yo ya no pesco peces, prefiero pescar vidas”.
Del ritual a la realidad: almas sobre liturgias
Lucas 5:1-11 narra la pesca milagrosa, un momento crucial para el ministerio de Jesús y el llamado a los primeros discípulos. “Boga mar adentro”, dijo Jesús a Pedro. Esa fue la palabra que revolucionó la vida del pastor Miguel Díez y dio fundamento a 44 años de ministerio, en los que miles han sido rescatados de la droga, la violencia, la soledad y —no menos importante— de la religión.
Porque sí, una de las esclavitudes más difíciles de romper es la religiosa. Dogmas, tradiciones, rituales… todo lo que Jesús jamás instituyó. ¿Y por qué? Porque son rentables. Purgatorios que no existen, misas para almas que no oyen, velas que se compran para “acelerar” salvaciones que solo dependen de una cosa: la fe verdadera en Jesucristo.
“Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
– Juan 8:36
No se trata de ser buenos, ni de cumplir normas externas, sino de ser transformados desde dentro. La verdadera santidad nace del arrepentimiento y de la obra del Espíritu Santo que opera en un corazón quebrantado.
Boga mar adentro: el llamado a actuar
Pescar desde la orilla es cómodo. Desde la seguridad de una sombrilla, con musiquilla de fondo, parece que algo se hace. Pero Jesús dijo: «boga mar adentro». Métete en las zonas profundas, en los lugares difíciles. Ahí están las almas que necesitan ser pescadas. En las cárceles, los hospitales, las calles… entre los que la sociedad ha desechado.
El ministerio REMAR lo está haciendo: alimentando miles de presos en África, ayudando a los adictos en Argentina, acogiendo a mujeres con hijos y a ancianos abandonados. No desde una estructura religiosa cómoda, sino desde la entrega total: ropa, comida, abrigo… y salvación. No hay mejor salario que la paz de servir a Dios de verdad.
¿Eres mar de Galilea o mar Muerto?
En Israel hay dos mares: el mar de Galilea, lleno de vida y rodeado de fertilidad, y el mar Muerto, donde nada sobrevive. La diferencia: uno da, el otro solo recibe.
¿Eres tú una fuente que da, o un recipiente que solo acumula? El egoísmo es el mayor ateísmo. Y, como dijo un proverbio indio, “el más egoísta es el que más sufre”. Porque el que solo vive para sí mismo ya está muerto, aunque respire.
Semana de Pascua: ¿descanso o misión?
Muchos usan estas fechas como excusa para relajarse. Y el descanso no es malo, pero… ¿volverás de tus vacaciones sin haber predicado a nadie? ¿Sin haber compartido tu fe? ¿Sin haber dado ni un pan al hambriento?
“Cuando tuve hambre, me diste de comer”, dijo Jesús. Que estas fiestas no sean de turismo religioso, ni de ego espiritual. Hazlas verdaderamente santas: evangeliza, ayuda, ama.
Como dijo Gandhi: “Hablarles de Dios a mi pueblo es con pan y mantequilla”. Y como dijo Jesús: “En esto conocerán que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros” (Juan 13:35).
¿Y ahora qué?
No digas “Semana Santa” si no vas a santificar el nombre de Jesús con tu vida. No digas “soy cristiano” si tus manos no se mueven para amar al prójimo. No pesques peces… pesca almas.
Ponte de pie, abre tus manos y di:
“Señor, usa mi vida. Límpiame del egoísmo. Hazme pescador de hombres”.
