¿Qué Dice la Biblia Sobre el Patriotismo? // Charlas Bíblicas
Miguel Díez y Ramón Ubillos analiza temas de la actualidad y de la iglesia acerca de la creciente realidad del patriotismo.
El patriotismo y el nacionalismo son conceptos que a menudo se confunden, pero son esencialmente diferentes, especialmente desde una perspectiva cristiana. Mientras que el patriotismo implica un amor y lealtad hacia la patria sin dejar de lado el amor al prójimo, el nacionalismo, cuando se lleva al extremo, puede derivar en idolatría y en una priorización de la nación sobre Dios y los demás.
Nacionalismo: ¿Una Forma de Idolatría?
El nacionalismo en su forma más extrema puede ser peligroso, ya que pone el amor a la patria por encima del amor a los demás. Esto puede generar un sentimiento de fanaticismo, en el que la obsesión por la nación convierte a la tierra patria en un ídolo. En este sentido, el nacionalismo puro puede convertirse en una ideología que genera división y conflicto, no solo dentro del país, sino también entre naciones.
Un claro ejemplo de esto se observa en el caso de figuras como Donald Trump, cuyo nacionalismo parece ser una reacción a la situación interna de Estados Unidos, afectada por problemas económicos y morales. Trump, al firmar más de 100 decretos, parece priorizar la recuperación de su país antes de abordar problemas globales, un enfoque que refleja el nacionalismo territorialista.
La Relación Entre Nacionalismo y Problemas Sociales
En países como España y Estados Unidos, el nacionalismo se entrelaza con cuestiones sociales y económicas complejas. En España, el conflicto entre el nacionalismo vasco y el español refleja tensiones profundas dentro de la identidad nacional. De manera similar, en Estados Unidos, la lucha por mantener la economía a flote y reducir el endeudamiento ha llevado a muchos a centrarse en la recuperación nacional antes que en la cooperación internacional.
La Tentación de la Idolatría Globalista
Al igual que el nacionalismo, el globalismo puede convertirse en una forma de idolatría. Esta ideología propone un sistema mundial que se rige por sus propias leyes, sin tener en cuenta la soberanía divina. En la historia, esto se refleja en la Torre de Babel, donde el poder y el dominio centralizado deshumanizan y buscan eliminar la diversidad para imponer una única identidad global.
El Patriotismo Familiar: ¿Una Prioridad Correcta?
El patriotismo familiar es también un tema importante. Sin embargo, los cristianos deben recordar que la lealtad a la familia no debe eclipsar el amor a Dios. Josué, en el Antiguo Testamento, nos enseña que primero debemos servir a Dios, y luego a nuestras familias. El amor al prójimo, como se menciona en Mateo 22:39, debe ser una prioridad, incluso por encima de los lazos familiares.
El Patriotismo y el Evangelio
El patriotismo diabólico y nacionalista puede llevarnos a idolatrar nuestra nación, generando actitudes de hostilidad hacia los demás, sin tener en cuenta que el verdadero patriota es aquel que ama tanto a su patria como a su prójimo. Como cristianos, debemos estar atentos a la influencia de estos “ismos” y asegurarnos de que nuestra identidad no esté basada en símbolos o banderas, sino en Cristo.
La Identidad Nacional vs. La Identidad Espiritual
Es esencial que los creyentes reconozcan que su identidad debe ser primero en Cristo, y no en su nacionalidad. Aunque en algunos países, como Estados Unidos, se observa una tendencia a priorizar la identidad nacional sobre la identidad espiritual, la Biblia nos enseña que nuestra ciudadanía debe ser celestial, en el Reino de Dios. En Filipenses 3:20, Pablo nos recuerda que “nuestra ciudadanía está en los cielos”.
La Necesidad de Rendir Nuestro Patriotismo
El llamado cristiano es a rendir nuestra lealtad a los reinos terrenales y abrazar la soberanía de Dios sobre nuestras vidas. El patriotismo, tal como se concibe en el mundo, debe ser sometido al Reino de los Cielos, donde nuestra identidad, valores y propósitos son definidos por Cristo, no por fronteras ni banderas.
La Guerra Espiritual y el Camino del Cristiano
En el ámbito global, vemos cómo las guerras, ya sea en Ucrania, en Medio Oriente, o en cualquier otra parte del mundo, a menudo tienen raíces en conflictos de identidad nacional. Sin embargo, para el cristiano, el mayor conflicto es la lucha espiritual contra el pecado, el egoísmo y la idolatría. Nuestra batalla no es contra carne ni sangre, sino contra los principados y potestades espirituales.
Conclusión: La Clave Está en el Reino de Dios
El patriotismo y el nacionalismo, cuando se llevan al extremo, nos desvían de nuestro llamado celestial. La verdadera identidad cristiana se encuentra en servir a Dios y al prójimo, sin permitir que los intereses terrenales nublen nuestra visión del Reino de Dios. Debemos ser ciudadanos de los cielos, priorizando siempre la justicia, la paz y el amor que provienen de nuestro Creador, sabiendo que en Su Reino no hay miseria ni escasez, solo abundancia y paz eterna.
En Mateo 6:33, Jesús nos instruye a “buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia”, recordándonos que todo lo demás vendrá por añadidura. Este es el llamado a vivir con una identidad centrada en Cristo, libre de las ataduras del patriotismo terrenal, y guiados por la verdad de Su Palabra.