El secreto para entender la Biblia – Charles Spurgeon
La crítica a los escribas y fariseos
Los escribas y los fariseos conocían la Ley como la palma de su mano, pero su lectura era superficial. Estudiaban cada palabra y cada letra, anotaban detalles insignificantes y discutían sobre rituales sin entender su propósito. Cuando confrontaron a Jesús, Él les preguntó: «¿No habéis leído?», revelando que su conocimiento no significaba comprensión. Leían con los ojos, pero no con el corazón. La verdadera lectura exige entender, no solo contar palabras.
La verdadera lectura de la Biblia
Leer la Biblia no es un pasatiempo; es alimento espiritual. Los puritanos lo sabían y la estudiaban con devoción, comparando versículos y reflexionando sobre cada enseñanza. La lectura superficial no produce fruto; es necesario detenerse, meditar y permitir que la mente se pose sobre la verdad. La Palabra de Dios debe vivirse, no solo verse. Oración, alabanza y atención acompañan la lectura verdadera, convirtiéndola en un acto de comunión con Dios.
Comprender la Palabra es esencial
La letra sola no salva. La lectura mecánica puede convertirse en orgullo o superstición. El verdadero beneficio llega cuando la Palabra toca la mente y el corazón, iluminando la mente y despertando los afectos hacia lo divino. Antes de sentir amor por Dios, debemos entender sus enseñanzas. Meditar sobre la Escritura permite descubrir su profundidad, y trabajar sobre ella produce fruto espiritual. Como la fruta que debe ser exprimida para dar jugo, la Palabra de Dios requiere esfuerzo y dedicación.
La guía del Espíritu Santo
Nadie puede comprender la Biblia por completo sin ayuda divina. El Espíritu Santo ilumina la mente, revela significados y dirige hacia la verdad. Es necesario aceptar enseñanza de quienes han recibido más luz y no menospreciar la instrucción que llega a través de otros. La guía del Espíritu no reemplaza el estudio; lo complementa. Con oración y disposición, podemos recibir sabiduría y entender la Palabra de Dios en su plenitud.
Leer con dedicación y atención
Tener la Biblia en casa no basta; debemos leerla con intención y concentración. La lectura apresurada produce poco fruto y puede volverse vana. Cada pasaje histórico, ceremonial o doctrinal tiene un significado profundo que requiere esfuerzo para descubrir. La Biblia es un tesoro protegido; los más valiosos secretos de Dios requieren escudriñarlos con cuidado. La dedicación en la lectura nos permite acceder a los misterios espirituales y crecer en fe.
Encontrar a Jesucristo en la Palabra
Cada lectura y predicación debe conducir a Cristo. Un sermón sin Jesús es vacío. Cada texto de la Biblia tiene un camino que lleva a Él. Escudriñar las Escrituras con intención de encontrar a Cristo produce vida, regeneración y fuerza espiritual. La Biblia nos alimenta, nos guía y nos consuela, revelando redención, salvación y santificación. Leerla con atención permite descubrir la vida que Dios ha dispuesto y prepararnos para el último gran día, cuando se abrirá el Libro de la Vida.

