Esperar en Dios sin rendirse: Fe en medio de la espera // Miguel Díez

Esperar en Dios sin rendirse: Fe en medio de la espera // Miguel Díez

Esperar en Dios no es simplemente sentarse con los brazos cruzados, es un ejercicio profundo de fe, paciencia y confianza en que Su voluntad es buena, agradable y perfecta. En esta poderosa predicación, el pastor Miguel Díez nos enseña que la paciencia no es una debilidad, sino una virtud que el Espíritu Santo quiere cultivar en nosotros.

¿Qué es ser paciente?

Antiguamente, a los enfermos se les llamaba «pacientes». No era por casualidad. Ser paciente es aceptar que hay procesos que requieren tiempo, aprendizaje, transformación. Hoy vivimos en una sociedad que promueve la impaciencia, la ansiedad y la búsqueda inmediata de resultados. Sin embargo, Dios nos llama a desarrollar el fruto del Espíritu: «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (Gálatas 5:22-23).

Dios responde, pero en Su tiempo

Miguel Díez nos recuerda que incluso los siervos de Dios pueden impacientarse. Él mismo comparte que tiene oraciones que aún no han sido respondidas después de más de 30 años, pero no se cansa de pedirlas porque sabe que provienen del corazón de Dios. La espera no desespera cuando está basada en la fe. Y si lo que pedimos es justo, podemos esperar con esperanza. Si lo que pedimos no es justo, aunque venga, no será de Dios.

La fe que espera

“La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). La espera en Dios está llena de propósito. Esperamos sanidad, restauración, salvación para nuestra familia, paz en el hogar… Pero para ello necesitamos visión, la visión de Dios. Sin visión no hay paciencia, y sin paciencia no hay paz. Por eso, el pastor nos invita a ver con los ojos de Dios y no con los del mundo.

Paciencia en la prueba

Las pruebas no son señales del abandono de Dios, sino parte del proceso de perfeccionamiento. Como dice Santiago 1:2-4: “Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”. Miguel compartió experiencias de mujeres llenas de gozo a pesar del cáncer, pruebas que solo el Espíritu Santo puede transformar en victoria.

El ejemplo de Job

Job es el ejemplo bíblico por excelencia de la paciencia en medio del sufrimiento. Su integridad se mantuvo porque su esperanza no estaba en sus bienes o salud, sino en Dios. Su respuesta: “Aunque Él me matare, en Él esperaré” (Job 13:15). La paciencia nos mantiene íntegros, firmes, fieles, incluso cuando no entendemos el “por qué”.

La ciencia de la paz

Miguel Díez define la paciencia como la «ciencia de la paz». Sin paciencia no hay paz con los demás, ni en el matrimonio, ni en la familia, ni en el ministerio. La convivencia es imposible sin ella. Enseñar, corregir, convivir, perdonar, todo requiere paciencia. Sin ella, perdemos el gozo, el dominio propio y hasta la fe se debilita.

La recompensa de la paciencia

Romanos 8 nos recuerda que toda la creación gime esperando redención. Y nosotros también esperamos la redención de nuestro cuerpo. Aunque hoy sufrimos, sabemos que nuestra esperanza no es en vano. La paciencia nos prepara para recibir lo que aún no vemos.

“Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas” (Lucas 21:19). No con la paciencia del pastor, ni de tu cónyuge, sino con la tuya. Hebreos 6:12 nos exhorta a ser imitadores de los que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

¿Necesitas paciencia?

Todos la necesitamos. No se fabrica, se recibe del Espíritu Santo. Por eso, hoy es momento de clamar como el pastor Miguel nos anima: “Señor, auméntame la paciencia”. Para convivir, para enseñar, para corregir, para amar, para servir… Para llegar a la meta y ganar nuestra alma.

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