La profecía del hambruna mundial // Miguel Díez

¿Está la iglesia en la mayoría de sus miembros pasando una etapa de congelamiento espiritual con un altísimo porcentaje de vírgenes insensatas sin aceite, estéril como la higuera maldecida por Jesús, sorda, muda, ciega y tibia sin temor de Dios?

Así como de los ataques espirituales demoníacos que tendremos que enfrentar. Para que podamos permanecer firmes en Cristo y salvaguardar nuestra fe hasta el fin. Oh sí señor despierta ya verdaderos profetas para estos tiempos terribles en los que nos tienes enfrentados.

Es terrible comprobar que está sucediendo en gran manera, es por eso que se repite la situación de Israel en tiempos de decadencia de profetas, en los cuales escaseaba la palabra profética y no había visión con frecuencia, según se lee en 1° de Samuel 3:1.

El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia.

Sin lugar a dudas hoy debemos exclamar con gemidos si es necesario, con toda firmeza, con toda fuerza el Salmo 74: 9 y 11

9 No vemos ya nuestras señales; No hay más profeta,

Ni entre nosotros hay quien sepa hasta cuándo.

10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador?

¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?

11 ¿Por qué retraes tu mano?

¿Por qué escondes tu diestra en tu seno?

Es por tanto urgente que pidamos perdón a Dios y después peleemos con él insistentemente como hizo Jacob en Peniel. Hasta que nos renueve su comunión y nos revele sus designios con profecías, visiones y sueños de vital necesidad para estar bien avisados de las tragedias que va a permitir.

Quiero recordar en el 1996, después de superar el agudo y continuo golpeteo en mi mente con la palabra hambre que vi a la tierra como si fuera la cabeza de un niño, un niño que lloraba intensamente como un aspersor de lágrimas regando todo el planeta a la vez que gritaba angustiosamente; ¡PAN Y AZUCAR, PAN Y AZUCAR! repitiendo lo agobiantemente.

Sobrecogido me desperté y orando dije al Señor; entiendo lo del pan como comida inexistente y muy especialmente como hambruna infantil, pero ¿azúcar por qué señor?

Entonces me llevó el espíritu de Dios al texto bíblico de Lamentaciones 2:11 a 13

11 Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas,

Mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo,

12 Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino?

13 Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad,

Derramando sus almas en el regazo de sus madres.

Azúcar sí, porque se disipará toda alegría, no habrá dulzura sin amargura. Repitiéndose por doquier la palabra ajenjo a ajenjo en todo el mundo.

Como señala en Lamentaciones 3: 4,5,6 y 15

4 Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;

5 Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.

6 Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.

15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.

Amargura y ajenjos por toda la tragedia en todo el mundo. Cabalgan los jinetes apocalípticos la tierra por culpa de la maldad de sus habitantes que se dejan atrapar por los demonios y se dejan usar como instrumentos malvados suyos.

En la cumbre mundial sobre la alimentación de 186 países en Roma del 1996. Prometieron las naciones unidas y los poderosos del G20 que para el año 2015 sería disminuida el hambre del mundo hasta la mitad, cuando entonces había más de 200 millones de personas en peligro de muerte por inanición.

Pero al día de hoy en 2022 el 16 por ciento de las muertes en el mundo son por hambre, lo cual nos revela que durante los últimos 26 años hasta hoy, de los hambrientos que había, no tendrían que existir ni la mitad.

Porque habrían presido de hambre pues hablamos que más de 500 millones han muerto ya por la hambruna en dicho periodo y hoy sin embargo ya pasan de 900 millones las personas que están en extrema hambruna.

Lo cual nos delata la fábrica del hambre, que es el sistema gobernante de la tierra haciéndola aumentar indefinidamente.

“Fábrica de hambre” es lo que está haciendo los gobiernos del mundo, fábricas de hambre en este mundo global que vivimos. Generando cientos de millones de nuevos hambrientos prometiendo los soberanos del planeta que en el año 2030 ya no habrá más hambre.

Lo cual nos hace pensar que ese plan, esa planificación implica el exterminio de los hambrientos con el diabólico reseteo, acelerando su mortandad al requisar y super encarecer los alimentos al cronificarse y aumentar el número de guerras.

En el mundo entero respirará la fumigación del ajenjo cambiando el manto de alegría de Dios por las aguas del mará; amargas como la hiel. Cumpliéndose el juicio divino de Lamentaciones 4:4 al 6

4 La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed;

Los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese.

5 Los que comían delicadamente fueron asolados en las calles;

Los que se criaron entre púrpura se abrazaron a los estercoleros.

6 Porque se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma,

Que fue destruida en un momento, sin que acamparan contra ella compañías.

Entre las abominaciones humanas que han provocado tal ira divina, hoy se han legalizado y ensalzado todo tipo de perversiones sexuales sobrepasando lo que hemos leído.

Pues superamos al Sodoma y Gomorra, las cuales recibieron terrible castigo con su total aniquilación como justo juicio de Dios.  ¿Cómo esperar que salga inmune la sociedad actual si persisten sus rebeliones y maldades, se burlara al mundo de Dios?

¿Pretenderá el ser humano vencer a Dios como intentó satanás, como intentó Nimrod y los anticristos que le siguieron?

De ninguna manera, y en lugar de buscar justificarnos y culpar a Dios, a los demonios o a los malvados gobernantes. Humillémonos delante del misericordioso y busquemos su perdón que vendrá acompañado del oportuno auxilio para el cuerpo, el alma y el espíritu.

Como dice en Lamentaciones 3: 37 al 42

37 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?

38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?

39 ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.

40 Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová;

41 Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos;

42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.

Que podamos decir con verdadera fe, con firmeza, igual que Jeremías en sus palabras de Lamentaciones 3:56 al 58.

56 Oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros.

57 Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas.

58 Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida.

Siempre me gozo más en dar buenas nuevas de alegría, de bendición, de abundancia y sufro con todos estos programas qué manifiestan la inminente vara de Dios golpeando contra la persistente rebeldía del ser humano y no hay ninguna esperanza para aquellos que no se humillen delante de Dios.

Los que no lo hagan con verdadero arrepentimiento, aquellos que no le pidan perdón por sus maldades, no hay para ellos solución, esperanza, sino juicio y terrible sufrimiento de castigo. Porque todos somos pecadores de acción o de omisión. Hagamos lo mismo nosotros, humillémonos hoy mismo.

Cada día fallamos y aún estamos lejos de ser mansos y humildes como Jesús y necesitamos crecer en esa virtud, madre de todas las virtudes.

Hagámoslo cada día en esta peregrinación por este mundo que hemos de tener que realizar con temor y temblor todos los días.

Andando en la voluntad perfecta de Cristo, de nuestro maestro, de nuestro señor. Dejándole que nos perfeccione, dejándole que nos pode más y más el alma.

Sí, con el machete, la espada de dos filos de su palabra, que parte el alma y separa lo carnal de lo espiritual y que quite así todos los malos pensamientos que sigue queriendo prosperar en nuestra mente.

Que nos haga desaparecer todos los sentimientos carnales, esos sentimentalismos humanistas pero complacientes cobardes y carnales.

Que pongas sus pensamientos en nuestra mente que son justos, santos y sus deseos en nuestro corazón. Esa es la verdadera vida de cambio que Cristo vino a darnos.

Así nos libere de torpes y egoístas actitudes y podamos experimentar como el Espíritu Santo produce más frutos suyos sobrenaturales, divinos, como el amor, gozo, paz, paciencia, bondad fe, benignidad, mansedumbre y templanza.

Frutos que no los da la religión, que no los puede fabricar ningún hombre, ni ninguna ciencia, los produce el Espíritu Santo en aquellos que viven en temor y temblor.  

Los que se humillan delante de Dios y que los produzca El en nosotros y que con ellos alcancé a muchas más almas para añadirlas a la iglesia de Cristo, a la familia eterna de Dios.

Dejémosle que haga su gloriosa, sobrenatural, impresionante obra de perfeccionarnos y transformarnos a su imagen y semejanza como fue el propósito de crear al hombre original y el cual no ha renunciado nunca de lograrlo.



Texto del programa Palabras Proféticas

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