La llegada del Ángel del Abismo // Palabras Proféticas 68
El Sexto Ángel y la Ira de Dios
Las tres últimas copas de la ira santa de Dios provocan terribles dolores, gritos y pánico en los seguidores del último anticristo. No habrá escapatoria ante la justicia del juez absoluto, y la posibilidad de arrepentimiento desaparece al estar desposeídos de la gracia divina, tal como se describe en Apocalipsis 9:12-21. Estos pasajes muestran la magnitud de la justicia divina y el juicio que sobrevendrá a la humanidad rebelde.
La Trompeta del Sexto Ángel
Cuando el sexto ángel tocó la trompeta, cuatro ángeles atados junto al río Éufrates fueron liberados. Su misión era matar a la tercera parte de los hombres con un ejército de 200 millones de jinetes. Estos guerreros llevaban corazas de fuego, zafiro y azufre, mostrando el poder destructivo que acompaña a la manifestación del juicio divino sobre la humanidad.
La Destrucción de los Impíos
Los caballos de estos jinetes tenían cabezas de leones, y de sus bocas salían fuego, humo y azufre, que causaron la muerte a una gran parte de la humanidad. Sus colas, semejantes a serpientes y provistas de cabezas, dañaban a quienes quedaban vivos. A pesar de estas plagas, los hombres que sobrevivieron no se arrepintieron de sus malas obras ni abandonaron la adoración a demonios e imágenes, continuando en sus homicidios, hechicerías, fornicación y robos.
El Reino de Salomón como Símbolo
Se cree que los cuatro principados diabólicos fueron atados junto al río Éufrates para no interferir con el reino de paz de Salomón. Su reinado se extendía desde el Éufrates hasta los límites con Egipto y los filisteos. Este reino es un símbolo del reinado de Cristo sobre toda la Tierra durante mil años, reflejado en la abundancia de ofrendas y holocaustos, así como en la mención recurrente del número 1000 en la Biblia.
La Victoria de David y el Cumplimiento de Promesas
El rey David derrotó a Adad Ecer, hijo de Reob, quien intentaba recuperar su territorio hasta el río Éufrates, que anteriormente gobernaba Salomón. Esto completa el territorio prometido a Abraham en Génesis 15:18, una promesa que se cumplirá definitivamente en los tiempos de Dios, reafirmando la protección y el plan divino sobre Israel.
Profecías y Armagedón
En el día en que Yahvé recupere la territorialidad para Israel, como profetizado en Isaías 13 y 27, se trillará desde el río Éufrates hasta el torrente de Egipto. Los hijos de Israel serán reunidos uno a uno. Los ángeles satánicos inducirán a los gobernantes de las cuatro bestias del fin a enfrentarse entre sí, extendiendo plagas de fuego, humo y azufre que eliminarán a la tercera parte de la humanidad pervertida.
La Formación del Ejército del Anticristo
La cuarta bestia, dirigida por Satanás, usará al último anticristo y al falso profeta para formar rápidamente un ejército de 200 millones de jinetes a caballo, con apoyo de naciones como China y Rusia. Las naciones supervivientes unirán sus ejércitos contra Israel, concentrándose en el valle de Jerreel, conocido como Armagedón, donde se librarán infernales batallas.
La Preparación del Río Éufrates
El sexto ángel, al derramar su copa, secará el río Éufrates para abrir paso a las hordas del oriente. Esto permite que los ejércitos del anticristo avancen hacia Israel, cumpliendo las profecías de Apocalipsis 16:12. Dios dirige incluso los fenómenos naturales, y el secado del Éufrates es parte de su plan divino, no un efecto del cambio climático humano.
Llamado a la Preparación Espiritual
El mensaje profético de Apocalipsis 16 advierte que Jesús vendrá como ladrón, y bienaventurado será quien vele y guarde sus ropas, evitando ser avergonzado. Es imperativo vivir firmemente arraigado en Cristo, santificándose día a día y experimentando la comunión con Él mediante la acción del Espíritu Santo. La preparación espiritual asegura estar listo para el arrebatamiento junto con los judíos, completando el pueblo santo de Dios.
Conclusión
No se debe creer a quienes afirman que Jesús puede venir en cualquier momento sin que se cumplan las profecías. Todo acontecimiento se desarrolla según el tiempo decidido por Dios. La firmeza en la fe, la santificación y la comunión con Cristo son esenciales para enfrentar los tiempos finales y participar del cumplimiento del plan divino sobre la humanidad.
