La Paradoja de la Esclavitud y la Libertad en Cristo // Charlas Bíblicas

La Paradoja de la Esclavitud y la Libertad en Cristo // Charlas Bíblicas

La Esclavitud a lo Largo de la Historia

La esclavitud ha sido un símbolo de opresión y sufrimiento en la historia de la humanidad. Sin embargo, en la Biblia encontramos un concepto completamente distinto: la libertad de ser esclavo por amor a Dios. A primera vista, puede parecer contradictorio, pero es una verdad espiritual que transforma vidas.

La Esclavitud en el Pueblo de Israel

El pueblo de Israel experimentó la esclavitud en Egipto durante 430 años. A pesar de ser libres al principio, con el tiempo cayeron en una condición de servidumbre. Cuando Dios los rescató, les dio leyes que regulaban la esclavitud, no porque la aprobara, sino para establecer un orden mientras sus corazones eran transformados.

La ley mosaica permitía la esclavitud, pero con restricciones: un esclavo hebreo no podía ser retenido más de siete años, y al ser liberado, su amo debía proveerle de recursos para comenzar una nueva vida. Sin embargo, algunos esclavos optaban por quedarse con su amo, marcándose con una lesna en la oreja como signo de su decisión voluntaria de servir por amor.

Éxodo 21:5-6: «Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; entonces su amo lo llevará ante los jueces y le hará estar junto a la puerta o al poste, y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.»

Deuteronomio 15:12-18: «Si se vendiere a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le despedirás libre. Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás con las manos vacías; le abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar, le darás de aquello en que Jehová te hubiere bendecido. […] Si él te dijere: No te dejaré, porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo; entonces tomarás una lesna y le horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre.»

La Esclavitud del Pecado

Jesús dijo en Juan 8:34: «De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.» La esclavitud hoy en día no siempre es física, sino espiritual. La depresión, la soledad y la falta de sentido en la vida son síntomas de una esclavitud más profunda: la del pecado.

El pecado nos somete y nos mantiene atados al enemigo, Satanás, quien busca alejarnos de la verdad de Dios. Muchos creen que son libres, pero en realidad están atrapados en cadenas invisibles.

Romanos 6:16-19: «¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?»

La Libertad en Cristo

La buena noticia es que Cristo vino a redimirnos. En Romanos 6:22 leemos: «Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.« Ser libres del pecado significa que ahora podemos elegir a quién servir. No hay una tercera opción: o seguimos esclavizados por el pecado o nos convertimos en siervos de Dios.

Jesús nos compró con su sangre y nos dio una nueva identidad. Pero ahora nos toca decidir: ¿usaremos nuestra libertad para vivir para nosotros mismos o para servir a Dios?

Juan 8:35-36: «Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.»

La Decisión de Ser Siervos de Dios

En Mateo 6:24, Jesús lo deja claro: «Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.» No podemos estar a medias entre el mundo y Dios. Como en el caso del esclavo hebreo que decidía quedarse con su amo por amor, los creyentes deben tomar la decisión de servir a Cristo por amor.

Pablo, Pedro, Santiago y Judas se identificaban como «siervos de Jesucristo» en sus cartas. Tenían clara su posición: su vida pertenecía al Señor.

2 Corintios 4:5: «Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.»

Tito 1:1: «Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad.»

La Recompensa del Siervo Fiel

Dios no busca esclavos forzados, sino siervos que le amen y le sirvan con alegría. Aquellos que perseveran en su servicio recibirán la recompensa celestial, pues Jesús nos dice en Mateo 25:21: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.»

Filipenses 2 nos recuerda que Jesús mismo se hizo siervo: «Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo.»

Conclusión

La verdadera libertad no es hacer lo que queremos, sino servir a Dios con corazón sincero. La esclavitud del pecado lleva a la muerte, pero la esclavitud por amor a Cristo nos da la vida eterna. Hoy es el día para decidir a quién serviremos.

1 Pedro 2:9-10: «Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.»

Ahora que somos libres en Cristo, ¿viviremos para nosotros mismos o dedicaremos nuestra vida a servir al Señor?

Carlos Reich y Alejandro Salcedo.

No olviden de ver el programa completo en video arriba.

(Visited 17 times, 1 visits today)

You might be interested in

Post A Comment For The Creator: Solidaria TV

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *