La Verdadera Inteligencia // Miguel Díez

La Verdadera Inteligencia // Miguel Díez

Introducción de Miguel Díez

En un mundo que exalta la acumulación de conocimientos y el intelecto humano, la verdadera inteligencia sigue siendo un misterio para muchos. ¿Qué es realmente ser sabio? ¿Dónde encontramos la fuente de la verdadera comprensión?

En esta predicación, Miguel Díez nos invita a reflexionar sobre la sabiduría que viene de Dios y cómo esta difiere de la simple acumulación de información. A través de las Escrituras, descubriremos que la inteligencia genuina no radica en nuestra capacidad humana, sino en el temor y la obediencia a Dios.

La sabiduría que viene de Dios

El mundo define la inteligencia como la capacidad de razonar, aprender y aplicar conocimientos. Sin embargo, la Biblia nos muestra que la verdadera inteligencia proviene del temor de Dios. Como dice la Escritura:

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos (Salmo 111:10).

La sabiduría humana sin Dios es limitada, pues se basa en conocimientos efímeros. En cambio, la sabiduría de Dios trasciende lo terrenal y nos guía hacia la vida eterna.

La inteligencia según la Biblia

En la predicación, Miguel Díez nos enseña que la verdadera inteligencia no es la acumulación de información, sino el discernimiento para aplicar la verdad de Dios en nuestra vida cotidiana. En Proverbios encontramos un claro mensaje sobre esto:

Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia (Proverbios 3:5).

La inteligencia bíblica nos lleva a depender de Dios, a buscar su dirección en cada decisión y a vivir conforme a su voluntad.

Jesús, el modelo de verdadera inteligencia

Cristo mismo nos dio el mayor ejemplo de sabiduría e inteligencia. No buscó los aplausos del mundo, sino hacer la voluntad del Padre. Él nos mostró que la inteligencia espiritual se manifiesta en la obediencia y el amor. Como nos recuerda el apóstol Pablo:

Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios (1 Corintios 1:23-24).

La verdadera inteligencia no está en la astucia humana, sino en reconocer a Cristo como Señor y Salvador.

Enseñanzas clave de la predicación

El temor de Dios es el principio de la sabiduría. Sin Dios, el conocimiento es vano y carente de propósito eterno. Cuando el ser humano se aparta de Dios, su sabiduría se convierte en necedad, pues deja de reconocer la fuente de toda verdad. La inteligencia sin Dios solo produce orgullo y engaño, mientras que la verdadera sabiduría nos lleva a la humildad y a la dependencia total del Señor.

La inteligencia espiritual nos lleva a confiar en Dios en lugar de nuestra propia capacidad. Muchas veces pensamos que podemos resolver todo con nuestra inteligencia o con nuestra experiencia, pero la Biblia nos recuerda que la verdadera seguridad está en Dios. Cuando ponemos nuestra confianza en Él, nuestras decisiones son guiadas por la verdad y no por la incertidumbre del mundo.

Jesús es el mayor ejemplo de sabiduría. Su vida estuvo marcada por la obediencia a Dios, demostrando que la verdadera inteligencia no se basa en la acumulación de conocimientos, sino en vivir conforme a la voluntad del Padre. En un mundo que valora la autosuficiencia, Jesús nos enseña que la mayor demostración de inteligencia es reconocer nuestra necesidad de Dios y seguir su camino con fidelidad.

La inteligencia sin amor es inútil, pues el amor es la base del conocimiento divino. Podemos tener muchas habilidades, muchos títulos y logros, pero si no tenemos amor, nada de eso tiene valor. El apóstol Pablo lo dejó claro cuando dijo que sin amor, somos como metal que resuena o címbalo que retiñe. La sabiduría de Dios nos lleva a amar, a perdonar y a vivir con un propósito eterno.

Aplicación práctica

Si queremos vivir con verdadera inteligencia, debemos meditar en la Palabra de Dios diariamente. La Biblia es la fuente de la verdadera sabiduría y nos proporciona dirección en todas las áreas de nuestra vida. No basta con leerla ocasionalmente; debemos estudiarla, meditar en ella y aplicarla en nuestro diario vivir.

También es fundamental buscar la guía del Espíritu Santo en nuestras decisiones. Muchas veces nos enfrentamos a situaciones en las que no sabemos qué hacer, y es en esos momentos cuando necesitamos pedir la dirección del Señor. La sabiduría humana es limitada, pero el Espíritu Santo nos guía a toda verdad y nos ayuda a tomar decisiones correctas.

Aplicar los mandamientos de Dios en nuestra vida cotidiana es otro aspecto clave. La verdadera inteligencia se demuestra en la obediencia a Dios. No basta con conocer la verdad; debemos vivirla, reflejarla en nuestras acciones y decisiones diarias. La obediencia a Dios nos protege, nos guía y nos asegura una vida de bendición.

Finalmente, debemos depender de Dios en todo momento y no de nuestra propia capacidad. El mundo nos enseña a confiar en nuestras propias fuerzas, pero la Biblia nos llama a confiar en el Señor con todo nuestro corazón. La verdadera inteligencia radica en reconocer nuestra dependencia de Dios y en vivir conforme a su voluntad.

Que nuestra búsqueda de inteligencia nos lleve siempre a Cristo, la fuente de toda sabiduría. Como dice Santiago:

Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada (Santiago 1:5)

Leer Biografía de Miguel Díez

Presidente de la ONG Remar Internacional y la iglesia Cuerpo de Cristo.

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