¿Quieres ser feliz? // Miguel Díez
En el retiro de adolescentes en Toledo, marzo de 2025, Miguel Díez compartió una poderosa predicación sobre la verdadera felicidad.
En un mundo donde la felicidad se busca en el placer, el dinero o el reconocimiento, él nos recordó que la auténtica alegría solo se encuentra en Cristo. A través de la Palabra de Dios, nos enseñó cómo vivir en la verdad, en el amor y en la presencia del Señor para experimentar una felicidad plena y eterna.
Andar en la verdad
«Amados, yo deseo que seáis prosperados en todas las cosas y que tengáis salud, así como prospera vuestra alma.» (3 Juan 1:2)
La felicidad verdadera se encuentra en andar en la verdad, en ser íntegros y sinceros. El engaño y la mentira solo conducen al fracaso y a la ruina. La Biblia nos enseña que el que anda en la verdad es libre y puede experimentar la plenitud del gozo en Cristo.
«No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.» (3 Juan 1:4)
Jesús alabó a Natanael diciendo: «He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño» (Juan 1:47). Andar en la verdad significa vivir sin doblez, sin falsedad y con un corazón limpio delante de Dios.
La felicidad según las bienaventuranzas
Jesús nos enseñó que la verdadera felicidad no depende de las circunstancias, sino de nuestro carácter y relación con Dios.
«Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.» (Mateo 5:3)
Ser pobre en espíritu significa ser humilde y depender de Dios. Un orgulloso nunca es feliz, pero el humilde encuentra bendición en el Señor.
«Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.» (Mateo 5:5)
«Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.» (Mateo 5:4)
Jesús predicó las bienaventuranzas en el sermón del monte, mostrando que la felicidad proviene de cualidades espirituales como la misericordia, la pureza de corazón y la paz. Quien permite que el Maestro le enseñe estas verdades, hallará verdadera paz.
El gozo del Señor es nuestra fortaleza
«Mi copa está rebosando.» (Salmo 23:5)
El gozo en Cristo no depende de las circunstancias. Aun en medio de las dificultades, podemos estar llenos de Su Espíritu y experimentar una alegría sobrenatural.
«En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.» (1 Juan 4:18)
El miedo paraliza, pero el amor de Dios nos da valentía y confianza. Solo quien vive en el amor de Cristo puede caminar con seguridad y sin temor. La felicidad no está en evitar problemas, sino en saber que Dios está en control de todo.
La bendición de dar
«Más bienaventurado es dar que recibir.» (Hechos 20:35)
La felicidad también se encuentra en la generosidad. Cuando damos con amor, experimentamos la verdadera alegría de Cristo. La generosidad libera endorfinas en nuestro cuerpo, generando bienestar y paz.
El egoísmo impide la felicidad, pero aquel que vive para dar y servir encuentra gozo en bendecir a otros. Dios nos llama a dar no solo bienes materiales, sino también amor, tiempo y palabras de aliento.
La felicidad en la adoración
«Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.» (Juan 15:11)
La adoración nos conecta con la fuente del verdadero gozo. Cuando pasamos tiempo en la presencia de Dios, experimentamos una paz y una alegría que nada en el mundo puede dar.
Cantar, orar y leer la Palabra con corazón sincero nos llena de la alegría del Espíritu Santo. La felicidad del mundo es pasajera, pero la que viene de la presencia de Dios es eterna y perfecta.
La felicidad eterna en Cristo
Jesús vino a darnos una felicidad eterna. Su amor es perfecto y nos invita a vivir una relación de entrega total con Él. Como iglesia, somos la novia de Cristo y nos preparamos para las bodas del Cordero.
«Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.» (Cantares 2:10)
La felicidad verdadera está en dejarnos amar por Cristo y en entregarnos por completo a Él. Que nuestro corazón se llene de Su amor, Su gozo y Su paz, y que podamos compartir esta felicidad con los demás. Como el buen pastor cuida de sus ovejas, así Jesús cuida de nosotros y nos llena de su perfecta alegría.
Miguel Díez es director de la ONG Remar y fundador de la iglesia Cuerpo de Cristo con obra e iglesias en 72 países.