Llamados a Ganar las Batallas Espirituales // Ramón Ubillos
La Guerra Invisible
El mundo se vuelve cada vez más difícil y complicado, pero Dios nos ha equipado con todas las armas necesarias para vencer. Nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra principados, potestades y gobernadores de las tinieblas. Como dice la Escritura:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Efesios 6:12)
Dios nos llama a no retroceder ante la maldad, sino a ser firmes y enfrentarnos al enemigo con las armas espirituales que Él nos ha dado.
Jesús Ya Venció en la Cruz
Aunque Satanás gobierna en este mundo, los hijos de Dios han sido llamados a arrebatarle su dominio. Jesús ya venció en la cruz y nos ha dado la autoridad para continuar esa victoria en la tierra.
“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.” (Lucas 10:19)
Somos llamados a ser como Daniel y David, enfrentándonos al gigante sin temor y con la certeza de que Dios nos respalda.
“Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.” (Lucas 10:18)
Cuando somos atacados directamente, significa que representamos una amenaza real para el reino de las tinieblas. Nuestra victoria no se gana en lo terrenal, sino en el ámbito espiritual.
No Consentir la Injusticia
La Palabra nos enseña que no debemos permitir que la injusticia habite en nuestros hogares ni en nuestro entorno:
“Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more en tu casa la injusticia, entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte, y nada temerás.” (Job 11:13-15)
Dios nos llama a ser valientes y no dejar que el enemigo gane terreno. Debemos tomar la autoridad que nos ha sido dada y actuar con firmeza.
“No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.” (Efesios 5:11)
Cuando denunciamos la maldad, el enemigo se resiste y se opone, pero no debemos retroceder.
La Importancia de la Sensibilidad Espiritual
El pecado endurece el corazón y nos hace insensibles a la necesidad de los demás. Así como la lepra hace que el cuerpo pierda sensibilidad, el pecado nos aleja del sentir de Dios. Debemos buscar la restauración y mantener un espíritu sensible a la voz del Señor.
“Porque donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad.” (2 Corintios 3:17)
“Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día… Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.” (Salmo 32:3-5)
No podemos dejar que el enemigo nos acuse por el pasado. La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y nos da la victoria sobre la culpa y la condenación.
Llamados a Transformar el Mundo
El Reino de Dios comienza en nuestra vida y se extiende a nuestro hogar, nuestra iglesia y más allá. No podemos permitir que la injusticia reine a nuestro alrededor, sino que debemos establecer la luz de Cristo en cada área.
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mateo 6:10)
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación.” (Santiago 1:17)
Dios nos ha dado armas espirituales poderosas para la destrucción de fortalezas. No seamos acomplejados ni temerosos, sino valientes guerreros en la batalla espiritual, confiando en que la victoria ya nos ha sido dada en Cristo.
La Responsabilidad de la Autoridad Espiritual
Los líderes espirituales deben actuar con justicia y corregir el pecado dentro de su casa y su comunidad. La historia de Elí nos enseña que ignorar la maldad trae juicio.
“Por la iniquidad que él sabe, porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado… la iniquidad de la casa de Elí no será espiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.” (1 Samuel 3:13-14)
No podemos tolerar el pecado ni tener complacencia con la injusticia. Debemos ser firmes y mantenernos en santidad.
Conclusión
Nuestra responsabilidad como hijos de Dios es no permitir que el enemigo tome ventaja en nuestra vida ni en la de los que nos rodean. Debemos caminar en la autoridad que Dios nos ha dado, interceder y luchar en el ámbito espiritual para ver la manifestación del Reino de Dios en la tierra. La lucha es real, pero la victoria es nuestra en Cristo. ¡Amén!
Predicaciones Cristianas del Pastor Ramón Ubillos, Secretario General de la ONG Remar y Pastor Principal de la iglesia Cuerpo de Cristo en 70 países.