La Palabra para Hoy – 1 Corintios 6:20

La Palabra para Hoy – 1 Corintios 6:20

Devocional: Glorificando a Dios con Todo Nuestro Ser

Texto clave

«Pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.»
— 1 Corintios 6:20

Reflexión

Vivimos en una época muy parecida a la de los corintios: una cultura que valora el cuerpo, la apariencia física y el placer por encima de todo. En medio de esta realidad, el apóstol Pablo nos recuerda una verdad fundamental: ya no nos pertenecemos a nosotros mismos. Hemos sido comprados por precio, el más alto precio posible: la sangre de Cristo.

En la antigua Grecia, la obsesión por el cuerpo era tan fuerte que llegaba a convertirse en idolatría. Hoy, aunque con formas más modernas, seguimos viendo cómo muchos se rinden ante el “dios” del cuerpo perfecto, de la belleza física y del placer sin límites. Aún dentro del pueblo de Dios, a veces el cuerpo se convierte en un ídolo: unos lo exaltan hasta el narcisismo, otros lo descuidan hasta la autodestrucción.

Pero Dios no nos llama a rechazar el cuerpo, sino a consagrarlo. Tu cuerpo no es tuyo; es templo del Espíritu Santo. No se trata solo de comer bien o ejercitarse, sino de entender que lo que hacemos con nuestro cuerpo es una forma de adorar a Dios.

Pablo también exhorta a los romanos a presentar sus cuerpos como sacrificio vivo, como una ofrenda agradable a Dios (Romanos 12:1). Es decir, nuestra forma de vivir, movernos, vestirnos, hablar, y hasta descansar, debe ser para la gloria de Dios.

Aplicación práctica

Evalúa tu actitud hacia tu cuerpo. ¿Lo estás idolatrando? ¿Lo estás descuidando? ¿Lo estás usando para glorificar a Dios?
Haz ajustes conscientes. Tal vez necesites cuidar más tu salud, o quizás dejar de centrarte tanto en la apariencia externa.
Rinde todo a Dios: tu cuerpo, tus deseos, tus hábitos. Nada es demasiado pequeño o grande como para no ser presentado a Dios como adoración.

Oración

Señor, gracias porque me compraste con la sangre de tu Hijo. Reconozco que ya no soy mío, sino tuyo. Ayúdame a glorificarte con mi cuerpo y con mi espíritu. Líbrame de la idolatría del cuerpo o del descuido del templo que me has dado. Que todo lo que soy y hago sea una ofrenda agradable ante Ti. Amén.

Para meditar durante el día
¿Estoy usando mi cuerpo como un instrumento de adoración o de distracción?

Visited 50 times, 1 visit(s) today

Quizás te puede interesar estos videos