La profecía de Joel en nuestros tiempos // Daniel Del Vecchio
En esta predicación del pastor Daniel del Vecchio nos lleva, con voz profética y experiencia vivida, a través del primer capítulo del libro de Joel, un texto que cobra vida y relevancia al mirar la crisis actual del mundo. No se trata solo de una antigua profecía sobre langostas y sequía, sino de una advertencia divina para nuestros tiempos.
La devastación descrita por Joel
Joel 1 nos pinta un cuadro de destrucción progresiva: lo que dejó la oruga lo comió el saltón, luego el revoltón y finalmente la langosta. Una tierra arrasada, sin grano ni pasto, con animales muriendo de hambre. Daniel compara esta tragedia agrícola con las crisis que enfrentamos hoy: inflación, impuestos, desempleo. Como los cuatro insectos de Joel, las circunstancias actuales están consumiendo lo que queda de nuestros recursos.
Una visión escatológica y práctica
Daniel no solo mira al futuro con ojos escatológicos, sino que lo hace desde su propia historia. Nacido durante la Gran Depresión en EE. UU., recuerda la pobreza como algo cotidiano. Comían maíz molido como alimento básico, vivían sin agua corriente y con letrinas en el exterior. Sin embargo, había dignidad, trabajo y comunidad. Hoy, dice, el peligro no solo es espiritual, sino también económico, y debemos actuar en ambos frentes.
¿Qué hacer como Iglesia?
La palabra clave es preparación. Inspirado en textos como Mateo 24 y Lucas 16, Daniel nos llama a ser como José en Egipto: recoger, almacenar, planificar. Sugiere que colectivamente, como iglesia, debemos apartar recursos —un 20% de nuestros ingresos— para dos cosas:
- La obra espiritual: predicar, evangelizar, imprimir Biblias, apoyar misioneros.
- La preparación natural: adquirir terrenos donde se pueda sembrar, criar animales, y ayudar a los que vengan con hambre y necesidad en tiempos difíciles.
La advertencia profética
El dinero, afirma, fallará. Así como en Cuba tras la revolución, donde los ahorros perdieron valor de un día para otro, también llegará un tiempo en que el efectivo será historia. Vivimos en un sistema que controla a las masas por medio del dinero. Si seguimos dependiendo de los supermercados y del sistema económico mundial, no estaremos listos.
No solo alimento espiritual
Jesús dijo: «Tuve hambre y me diste de comer». Este llamado no es una metáfora, es una acción concreta. Daniel nos insta a pensar más allá del culto dominical y a preparar graneros reales y espirituales. Que el pueblo de Dios sea la respuesta, no una carga para el gobierno.
Conclusión: Una visión urgente y necesaria
Esta no es una predicación emocional ni triunfalista. Es un grito de alerta desde la experiencia de un siervo que ha vivido crisis, guerras y revoluciones. No se trata de tener miedo, sino de actuar con sabiduría. Dios nos está hablando ahora, antes de que llegue el invierno, como le habla a las aves migratorias o a las hormigas.