Los 7 Cimientos de la Fe // Daniel Del Vecchio
Fundamento: La fe
“La fe es el escudo. Y este escudo tenemos que sostenerlo constantemente, porque la fe será amenazada por el enemigo.”
La fe es la base de todo. Sin fe, no hay defensa espiritual. Es el escudo que protege en la guerra, el campo de batalla donde el enemigo busca hacernos caer. La fe no es emoción, es convicción firme en lo que sabemos de Dios. Si la fe se cae, se cae toda la estructura. Por eso, debe estar cimentada en el amor del Padre.
Cimiento 1: Virtud – Carácter firme
“Virtud… habla de carácter. En Proverbios habla de la mujer virtuosa, y podemos ver todo lo que hace esa mujer virtuosa.”
La virtud es el primer peldaño sobre la fe. Es una vida con integridad, fuerza moral, responsabilidad y pureza. No se puede edificar una vida útil para Dios sin una base de carácter firme. El cristiano virtuoso no vive por apariencias, sino con rectitud y honestidad, incluso cuando nadie lo ve.
Cimiento 2: Conocimiento – Entender la voluntad de Dios
“Ahora tú y yo tenemos que buscar y conocer y estudiar. No orar, Señor, dame conocimiento. Pues ahí tienes la Biblia, comienza.”
El conocimiento no se trata de acumular información, sino de conocer a Dios. Implica estudiar la Palabra, buscar sabiduría, dejar de depender de suposiciones o emociones, y anclar nuestra vida en la revelación escrita. Dios ya habló: nos toca leer y obedecer.
Cimiento 3: Dominio propio – Control bajo el Espíritu
“No pide que el Señor te amarre las manos y te cierre la boca y te ponga candado. Dominio propio.”
Aquí comienza la verdadera madurez espiritual: aprender a dominar nuestras pasiones, reacciones, impulsos y emociones. El dominio propio es esencial para resistir el pecado, mantener la lengua, manejar las tentaciones y tomar decisiones sabias. El Espíritu nos guía, pero no nos obliga. Nuestra voluntad debe estar rendida.
Cimiento 4: Paciencia – Resistir con esperanza
“La vida cristiana se puede comparar con una lucha, con una guerra espiritual. Se llama la batalla de la fe.”
La paciencia no es resignación, es resistencia con esperanza. Es la capacidad de seguir creyendo aunque no se vea el resultado. De luchar sin rendirse. De seguir orando cuando parece que Dios guarda silencio. Del Vecchio nos recuerda que vivir por fe es vivir en conflicto, y la paciencia es una de nuestras mejores armas.
Cimiento 5: Piedad – Devoción genuina
“La guerra santa no es contra una nación… la guerra santa es contra el diablo y contra las dudas.”
La piedad no es religión vacía, sino devoción real y humilde delante de Dios. Implica reverencia, obediencia y comunión diaria. Una vida piadosa no solo ora, sino que vive según lo que ora. Es en la piedad donde encontramos el equilibrio entre el celo espiritual y la compasión práctica.
Cimiento 6: Afecto fraternal – Amor entre hermanos
“Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos.” —1 Juan 3:14
El afecto fraternal es la evidencia externa de una fe verdadera. Amamos a otros creyentes no porque sean perfectos, sino porque han sido redimidos igual que nosotros. Este amor se manifiesta en servicio, perdón, paciencia, generosidad y comprensión.
Cimiento 7: Amor – La perfección de la estructura
“La fe obra por el amor. Al no tener esa seguridad del amor de Dios, la fe no tiene base sobre la cual se puede edificar.”
El amor lo abarca todo. No es sentimentalismo, es sacrificio. Es el mismo amor con que Cristo nos amó. Este es el nivel más alto de la madurez espiritual. Es cuando dejamos de vivir para nosotros mismos y comenzamos a vivir para Dios y para los demás. El amor es la perfección de todos los demás cimientos.
Aplicaciones prácticas que enseñó Del Vecchio
- Sin fe no hay defensa espiritual.
“Muchos caen en la batalla porque no tienen escudo, ni espada, ni yelmo…”
- La fe no es un salto al vacío, es certeza.
“Vamos a dejar la palabra fe por un momento y hablar de lo que sabemos.”
- No toda oración es sabia.
“A veces hacemos unas oraciones tan tontas, y el Señor no nos contesta porque contestando nos haría daño.”
- El amor de Dios no cambia con nuestras caídas.
“Aunque me equivoco, aunque me desvío, aunque caemos, sigue amándonos.”
- Hay poder para vivir en santidad.
“Yo sé que es posible vivir sobre el pecado y ser santo.”
- Nuestra fe no debe depender de cómo nos sentimos.
“Hay gente que tienen fe en su fe. Si la sienten, la tienen. Si no, no. Pero esa fe debe estar basada en un Dios grande.”
Conclusión: ¿Sobre qué estás edificando?
“Sobre esta base vamos a edificar. No sobre emociones, sentimientos, calor o frío. Edificas sobre algo que sabes.”
Los cimientos de la fe no son opcionales. Son necesarios para todo creyente que quiera una vida firme, duradera y fructífera. Si tienes esta base, sigue construyendo. Si no la tienes, hoy es el día para comenzar de nuevo. Porque como dijo Pablo:
“Yo sé en quién he creído.” —2 Timoteo 1:12