Las armas del enemigo: envidia, orgullo y soberbia // Estamos Contigo

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La violencia y los celos: una raíz espiritual profunda

La violencia está aumentando de forma sorprendente en España y en el mundo, y nadie puede dudar de ello. Casos como el de un joven que mató a su exnovia porque no soportaba verla feliz muestran hasta qué punto los celos pueden transformarse en tragedia.
Los celos no son un tema nuevo: han estado presentes en la literatura y en la historia humana desde tiempos antiguos. Obras como “Otelo” ya mostraban cómo los celos pueden conducir a millones de crímenes que solo Dios conoce en su verdadera magnitud.

La envidia y la soberbia

La envidia es considerada uno de los pecados capitales más fuertes en España, conocida incluso como “envidia navajera”. Pero detrás de la envidia está la soberbia: creer que uno tiene más derecho que otro a ser feliz o a poseer algo. La soberbia es la madre de todos los pecados, porque el humilde no envidia. Satanás es el mayor ejemplo de esta soberbia, porque tuvo envidia de la soberanía de Jesucristo y se rebeló contra Dios, arrastrando a una tercera parte de los ángeles.

La entrada de la envidia en la humanidad

Dios ya conocía esta tragedia celestial y creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza para formar Su familia eterna, algo que los ángeles no podían llegar a ser. Pero la envidia entró en Eva al desear ser como Dios, y Adán se unió a esa rebelión, lo que trajo como consecuencia la expulsión del Edén. Acto seguido, esta envidia se manifestó en Caín, que mató a Abel porque Dios había aceptado la ofrenda de su hermano.

Envidia a lo largo de la historia bíblica

La envidia también se ve en la vida de Isaac, cuya prosperidad provocó que los filisteos destruyeran sus pozos. Ese espíritu envidioso sigue activo hasta hoy, como se ve en el conflicto actual entre Palestina y el pueblo de Israel. Eclesiastés 4:4 lo resume: todo trabajo excelente despierta la envidia del prójimo.

La excelencia de Israel

La comparación entre Israel y sus vecinos muestra cómo la excelencia provoca rechazo. Israel, que fue un desierto, hoy es potencia agrícola, tecnológica y científica. Con un alto porcentaje de premios Nobel, ha transformado lo imposible en prosperidad. Esa bendición despierta la envidia de muchos pueblos, pero también confirma la mano de Dios y el cumplimiento de las profecías.

La envidia y sus efectos espirituales

La Biblia es prueba de la existencia de Dios, y el pueblo de Israel es la evidencia histórica de Su fidelidad. Cuando el corazón no se alegra del bien ajeno, revela un daño espiritual profundo. Proverbios 14:30 enseña que la envidia es carcoma de los huesos, capaz incluso de enfermar el cuerpo. Es una patología espiritual que no se sacia aunque se destruya al envidiado.

Celos, adulterio y destrucción

La envidia y los celos pueden conducir a la obsesión y a actos violentos. En muchos casos de adulterio, los celos desembocan en tragedias porque sin dominio propio y sin la paz de Cristo, el corazón se descontrola. Jesucristo autoriza el divorcio en caso de adulterio, pero también enseña el camino del perdón. Perdonar libera al agraviado, pero también quien agravió debe pedir perdón para tener paz con Dios.

Los celos y la imaginación

Como dijo Vicente Alexandre, los celos son una enfermedad de la imaginación. Muchas veces no tienen base real, pero la mente engañada construye escenarios falsos hasta convertirlos en supuestas verdades. Santiago 3:16 advierte que donde hay celos y contención, hay perturbación y toda obra perversa. Solo el Espíritu Santo puede dar dominio propio.

Ejemplos bíblicos de envidia: José y Saúl

Los hermanos de José lo vendieron por envidia, pero Dios usó esa tragedia para cumplir Su plan. Más tarde, Saúl sintió envidia de David cuando el pueblo lo aclamó. Esa comparación hirió su orgullo y lo llevó a buscar su muerte. La envidia convierte a un hombre en enemigo del propósito de Dios.

Envidia religiosa y tradición

La envidia también actúa en lo religioso. Los saduceos encarcelaron a los apóstoles por celos. Pablo mismo persiguió a la iglesia por celo equivocado. La tradición, cuando sustituye la verdad, se convierte en tiranía espiritual. Pero donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

Conclusión y despedida espiritual

La Biblia enseña: “No tenga tu corazón envidia de los pecadores; antes persevera en el temor de Yahvé todo el tiempo.” El temor de Dios libera del veneno de la envidia, del odio y de la soberbia. La oración final del programa pide que el Señor libre a Su pueblo de la envidia y conceda la paz del Espíritu Santo, que es la verdadera victoria interior.

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