Los ángeles: ¿Cómo influyen en nuestra vida? – Charles Spurgeon
La historia de Jacob y su encuentro con ángeles
Jacob y el campamento de Dios
Jacob vivió un momento decisivo cuando se encontró con los ángeles de Dios en Mahanaim. Aquel lugar recibió su nombre porque fue donde Jacob vio «dos campamentos»: el suyo y el de los ángeles. Fue una experiencia extraordinaria que lo fortaleció espiritualmente y marcó un punto de inflexión en su vida como creyente.
El cambio constante en la vida del creyente
La vida del creyente, como la de Jacob, está llena de cambios. Jacob pasó de huir de Labán a encontrarse con ángeles. Su vida, como la de Jesús, estuvo llena de pruebas y consuelos, dolor y gozo, sombra y luz. Los creyentes también experimentan momentos difíciles, pero pueden confiar en que Dios trae calma tras la tormenta.
Jesús y la influencia de los ángeles
Jesús vivió cambios dramáticos: del descenso del Espíritu Santo al conflicto con el diablo, y después fue servido por ángeles. Su experiencia muestra que hasta el Hijo de Dios fue sostenido por seres celestiales en momentos de prueba. La vida está sujeta a estos ciclos divinos y humanos.
La protección de los ángeles
Los ángeles están alrededor de los creyentes, aunque no siempre se vean. Jacob fue testigo de esto cuando vio escuadrones celestiales a su alrededor. Ellos son mensajeros invisibles de Dios, disponibles para ayudar en momentos de necesidad. Son agentes obedientes y fieles, que cumplen la voluntad de Dios sin retraso.
El campamento celestial y su poder
El campamento de Dios está compuesto por incontables ángeles, poderosos en fortaleza. Son tan numerosos como los carros de Dios, y su misión es proteger y sostener a los hijos de Dios. Nada puede interponerse ante ellos cuando cumplen el propósito divino.
Jacob encuentra consuelo en Mahanaim
Jacob, con miedo de encontrarse con Esaú, recibió consuelo al ver a los ángeles. Estos mensajeros lo fortalecieron, recordándole que no estaba solo. La aparición angelical fue como una aurora gloriosa que lo envolvió con protección celestial, dándole seguridad en medio del peligro.
Aplicación para los creyentes
Los creyentes pueden esperar que, como a Jacob, Dios les muestre su socorro cuando más lo necesiten. En momentos de gran responsabilidad o dolor, pueden orar para que se repita la experiencia de Mahanaim. Cuando llegue el momento de cruzar el Jordán espiritual, los ángeles también vendrán a recibirlos.
La historia de David en Mahanaim
Mahanaim vuelve a aparecer en la historia bíblica cuando David huye de su hijo Absalón. Aunque no vio ángeles, sí recibió ayuda de hombres generosos como Barzilay y Maquir. Dios usó personas para suplir sus necesidades, demostrando que la ayuda puede venir de fuentes inesperadas.
Ayuda visible e invisible
Dios tiene muchos ejércitos: ángeles, santos, hombres fieles. Así como ayudó a David mediante amigos leales, también puede enviar ayuda a los creyentes por medio de personas movidas por la gratitud, la fidelidad o el recuerdo de actos pasados de bondad.
La verdadera seguridad del creyente
La iglesia de Dios es como Mahanaim en la tierra. Sin embargo, la seguridad del creyente no está en los ángeles ni en los amigos fieles, sino en Dios mismo. Él ha prometido estar siempre presente, más aún que cualquier ayuda visible o celestial.
La fe en Dios da fortaleza
Confiar en Dios es el mayor acto de sabiduría. Su presencia es constante y segura. Si Dios está con nosotros, no hay razón para temer. No debemos poner nuestra confianza en los hombres ni en los ángeles, sino solo en el Señor, quien es poderoso para salvar y sostener.
Conclusión
La historia de Jacob en Mahanaim nos recuerda que los ángeles son reales, y que la ayuda divina llega en el momento preciso. Pero más allá de los ángeles, está Dios, quien es la verdadera fuente de fortaleza, socorro y paz. Como Jacob, los creyentes pueden seguir su camino sin temor, sabiendo que el campamento de Dios los rodea.