Rahab: De pecadora a creyente por la fe | Personajes Bíblicos
Introducción a Rahab
Rahab aparece por primera vez en el libro de Josué, capítulo 2. La Biblia la presenta como una prostituta que vivía en la ciudad de Jericó. El hebreo “zana” y el griego “porne” la describen como una mujer dedicada a la prostitución. En la cultura del Antiguo Testamento, este tipo de mujeres solían abrir sus hogares a viajeros extranjeros, ofreciéndoles alimento, hospedaje y favores. Algunos estudiosos piensan que Rahab pudo haber llegado a esta situación por necesidad económica o por la pérdida de su esposo.
Una cananea diferente
Rahab era cananea, parte de un pueblo enemigo de Israel. A pesar de su origen y de su oficio, tomó una decisión sorprendente: proteger a los dos espías que Josué envió a Jericó. Su casa estaba construida en la misma muralla de la ciudad y fue allí donde escondió a los hombres bajo manojos de lino. Cuando los oficiales del rey la interrogaron, ella afirmó que los espías ya habían salido, desviando la atención. Al mismo tiempo, confesó que reconocía a Jehová como el Dios verdadero y que sabía que Él había entregado la tierra a los israelitas.
La historia de Rahab y los espías
La valentía de Rahab fue acompañada de una petición. Ella pidió a los espías que mostraran misericordia con su familia cuando Israel tomara la ciudad. Los espías aceptaron y le dieron una señal: debía colgar un cordón escarlata en su ventana para que su casa fuera reconocida. Más tarde, cuando las murallas de Jericó cayeron, Rahab y toda su familia fueron protegidos y se unieron al pueblo de Israel, cumpliéndose así la promesa.
La fe de Rahab
Rahab había escuchado acerca del Dios de Israel y de cómo había liberado a su pueblo de Egipto. Esta noticia la llevó a creer que Jehová era el único Dios verdadero. Su fe la impulsó a actuar con valor, aun sabiendo que arriesgaba su vida frente a las autoridades de su propia ciudad. Su decisión marcó un antes y un después, separándola de su pueblo y su cultura para seguir el camino del Dios de Israel.
Rahab en la genealogía de Jesús y su nueva vida
Después de la caída de Jericó, Rahab comenzó una nueva vida. Se casó con Salmón, de la tribu de Judá, y juntos fueron padres de Booz, quien más tarde se casó con Rut. De esa descendencia nació el rey David, y siglos después, Jesús. El evangelio de Mateo incluye a Rahab en la genealogía del Mesías, mostrando cómo Dios la integró en la historia de la salvación. Rahab dejó atrás su pasado y se convirtió en una esposa fiel, viviendo conforme al propósito divino.
Lecciones de la historia de Rahab
La vida de Rahab enseña que Dios no juzga por las apariencias ni por el pasado de una persona, sino por lo que hay en su corazón. Ella tuvo fe y esa fe la llevó a actuar, salvando no solo su vida sino también la de su familia. La Biblia la reconoce en Hebreos 11 y en la carta de Santiago como un ejemplo de fe viva y transformadora. Su historia es una muestra clara de que Dios puede cambiar por completo la vida de una persona y darle un nuevo comienzo.
La gracia y la misericordia de Dios en la vida de Rahab
Aunque Rahab mintió para proteger a los espías, lo hizo impulsada por la fe. Fue justificada no por sus obras en sí mismas, sino porque esas obras demostraban una fe genuina. Su inclusión en la genealogía de Jesús recuerda que el Señor vino a salvar pecadores y que su gracia se extiende a todos. La misma oportunidad que Rahab recibió está disponible para cualquier persona: basta con dar un paso de fe y arrepentimiento. Dios ofrece perdón y transformación a quien se lo entrega, mostrando que su misericordia puede alcanzar incluso a quienes parecen más alejados de Él.

