Hablemos Sobre La Muerte // Estamos Contigo

Hablemos Sobre La Muerte // Estamos Contigo

Un Tema Tabú pero Ineludible

La muerte es una realidad innegable, un destino que todos compartimos, pero del que pocos quieren hablar. Se evita en tertulias, en foros y en conversaciones diarias. Sin embargo, enfrentarnos a ella es esencial para comprender nuestra vida y nuestro destino eterno.

Millones de personas luchan contra la muerte diariamente, pero, más allá de su inevitabilidad, la muerte es un paso trascendental. No es el fin, sino el inicio de una nueva etapa: la entrada en el reino de la luz o de las tinieblas.

La Ilusión de una “Muerte Dulce”

La eutanasia, presentada como “muerte dulce”, es en realidad un suicidio asistido. Muchos creen que con la muerte todo termina, pero la Biblia nos enseña que después hay una realidad eterna. No se trata solo de morir, sino de cómo se muere y a dónde se va después.

“Mejor es el día de la muerte que el día del nacimiento” (Eclesiastés 7:1). Este versículo nos muestra que una buena muerte es aquella en la que se parte con la certeza de la salvación. No es el caso de aquellos que mueren sin Dios, pues sus almas entran en un tormento eterno.

Ejemplos de Buenas Muertes en la Biblia

Abraham: Una Vida Llena de Años y Honor

“Exhaló el espíritu y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo” (Génesis 25:8).

Murir en buena vejez, con paz, rodeado de los seres queridos y con la certeza del destino eterno, es una verdadera bendición.

Jacob: Dejando un Legado de Bendición

Jacob, antes de morir, bendijo a sus hijos y les dejó instrucciones claras:

“Cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, recogó sus pies en la cama y expiró, y fue reunido con su pueblo” (Génesis 49:33).

Un ejemplo de quien parte con su vida en orden, dejando paz y bendición a su descendencia.

José: Confiando en la Promesa de Dios

José murió con fe en las promesas divinas:

“Yo voy a morir, mas Dios ciertamente os visitará y os hará subir de esta tierra, la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob” (Génesis 50:24).

Su muerte no fue un final, sino una declaración de esperanza para futuras generaciones.

David: Un Final Glorioso

“Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria, y reinó en su lugar Salomón su hijo” (1 Crónicas 29:28).

David no fue perfecto, pero terminó su vida con honor, dejando un legado de fe y obediencia a Dios.

La Esperanza de los Justos

La Biblia nos enseña que el impío enfrenta la muerte con temor, pero el justo tiene esperanza:

“Por su maldad será lanzado el impío, mas el justo en su muerte tiene esperanza” (Proverbios 14:32).

Cristo venciendo la muerte nos da esa certeza:

“De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra nunca verá muerte” (Juan 8:51).

Jesús nos promete que no veremos la muerte como castigo, sino como un paso hacia la vida eterna.

La Victoria sobre la Muerte

El temor a la muerte es natural, pero la fe en Cristo nos libera de él.

“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15:55).

Jesucristo venciendo la muerte nos garantiza la victoria sobre ella. Como creyentes, podemos enfrentarla con paz y esperanza, sabiendo que seremos recibidos en la gloria de Dios.

Reflexión Final

La clave no es evitar el tema de la muerte, sino estar preparados para ella. La verdadera “muerte dulce” es aquella en la que partimos con la seguridad de estar en paz con Dios. Vivamos con fe y valentía, confiando en que nuestro destino está en las manos del Señor.“Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; él nos guiará aún más allá de la muerte” (Salmo 48:14).

Miguel Díez es director de la ONG Remar y fundador de la iglesia Cuerpo de Cristo con obra e iglesias en 72 países.

Miguel Díez

Presidente de la ONG Remar Internacional y la iglesia Cuerpo de Cristo.

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