Pasos Bíblicos Para Recibir Liberación // Estamos Contigo
Por Miguel Díez y Mari Carmen Jiménez – Programa “Estamos Contigo”
Vivimos tiempos en los que la esclavitud ya no se presenta con cadenas visibles, pero sigue atrapando a millones de personas: esclavos del miedo, del dinero, del pecado, de la religión, de las enfermedades, de las adicciones, del odio, del rencor, de la injusticia. Satanás ha perfeccionado sus métodos durante miles de años y sigue esclavizando con astucia. Pero hoy proclamamos una verdad eterna: Jesucristo vino a dar libertad a los cautivos.
El deseo de Dios: hijos, no esclavos
Desde el principio, el corazón de Dios nunca ha sido tener esclavos. Él anhela tener hijos libres, que lo amen voluntariamente. Lo vemos claramente en Jeremías 34, cuando Dios recuerda al pueblo su pacto de liberar a los siervos cada siete años. Sin embargo, el pueblo, movido por intereses económicos, vuelve a esclavizarlos. El juicio de Dios es claro: “No habéis oído para promulgar libertad… yo promulgo libertad a la espada, la pestilencia y el hambre”.
Dios no aprueba ninguna forma de esclavitud, ni espiritual ni social. ¡Qué doloroso es ver cómo aún hoy existen formas modernas de esclavitud, como la trata de personas, el abuso laboral o el control por medio del miedo! Pero también es triste ver esclavitudes internas que nos paralizan: ansiedad, vicios, pasiones ocultas, mentiras aceptadas como verdad.
Jesucristo, el Libertador perfecto
Dios ha levantado libertadores a lo largo de la historia: José en Egipto para preservar la vida durante el hambre; Moisés para sacar al pueblo de Israel de la opresión de Faraón; Gedeón para liberar de los madianitas; Ester para impedir un genocidio. Todos ellos son figuras que apuntan al gran Libertador: Jesucristo.
Jesús no vino a fundar una religión, sino a romper cadenas. Él mismo declaró su propósito en Lucas 4:18: “Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos…” Y aún hoy, cuando alguien clama a Él con fe, con un corazón arrepentido, el poder de su Espíritu Santo rompe cadenas.
¡Clama a Dios! Él te responde
Muchos viven atrapados sin saber cómo salir. Pero la Biblia es clara: cuando el pueblo de Dios clama, Él envía libertad. Lamentaciones 3:55-58 dice: “Invoqué tu nombre desde la cárcel profunda… Te acercaste el día que te invoqué y dijiste: No temas… Redimiste mi vida”.
¿Estás atado por algo? ¿Hay alguna área donde no puedes vencer? Clama con todo tu corazón. Dios no rechaza al quebrantado. Pero recuerda: la verdadera libertad comienza cuando nos rendimos a Él.
Somos liberados para liberar
Dios no solo quiere liberarte, sino convertirte en un instrumento de liberación. Como Ester, cada creyente tiene una misión: quizás tú has llegado a este tiempo, a esta situación, precisamente para traer liberación a otros.
Miguel Díez lo expresa con claridad: “Todos nosotros tenemos a lo largo de la vida la responsabilidad y la oportunidad de liberar a alguien… si no lo hacemos, seremos hallados faltos.”
No somos libres para vivir como nos plazca, sino para ser siervos de la justicia (Romanos 6:18). Somos libertados del pecado para vivir en santidad y para llevar a otros a la libertad en Cristo.
Cánticos de liberación
El Rey David lo sabía bien: él clamó, luchó, cayó y fue levantado. En 2 Samuel 22 declaró: “Me rodearon ondas de muerte… En mi angustia invoqué a Yahveh… Él oyó mi voz”. Y en el Salmo 32:7 canta: “Con cánticos de liberación me rodearás”. ¡Qué imagen poderosa! Ángeles cantando mientras Dios rompe cadenas a nuestro alrededor.
🕊️ Pasos para Recibir la Libertad en Cristo
Basados en el mensaje del programa, estos pasos son esenciales para recibir libertad genuina en Jesús:
1. Reconoce tu esclavitud
Identifica qué te está esclavizando: miedo, adicciones, odio, religiosidad, amor al dinero, enfermedades, etc. No hay libertad sin conciencia del problema.
“Vivimos en un mundo donde se multiplican los esclavos…” – Miguel Díez
2. Clama a Dios con sinceridad
La clave de toda liberación es clamar. No con fórmulas vacías, sino con un corazón quebrantado.
“Invoqué tu nombre desde la cárcel profunda…” (Lamentaciones 3:55)
3. Arrepiéntete de todo pecado
Muchas esclavitudes vienen como consecuencia del pecado. Dios siempre responde al que se humilla y confiesa sus faltas.
“Escudriñemos nuestros caminos y busquemos y volvámonos a Yahvé” (Lamentaciones 3:40)
4. Cree en Jesucristo como tu Libertador
Cristo vino para librarte. Cree que su sacrificio es suficiente para romper toda cadena.
“Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32)
5. Obedece la Palabra con el Espíritu Santo
La libertad no es intelectual ni emocional, es espiritual. Necesitas al Espíritu Santo para vivificar la Palabra en ti.
“La letra mata, pero el Espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6)
6. Sirve a Dios como siervo de justicia
No fuiste liberado para volver a caer, sino para vivir en santidad. ¡Hazte siervo voluntario del Reino!
“Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Romanos 6:18)
7. Ayuda a liberar a otros
No te quedes con la libertad solo para ti. Sé un instrumento para rescatar a otros del hoyo donde tú estuviste.
“Dios nos usa para ser libertadores” – Miguel Díez
Estamos Contigo es un programa de ayuda espiritual con Miguel Díez y Mari Carmen Jiménez, transmitido por Radio Solidaria y Solidaria