El muro de Berlín, la oración que pudo derribarlo.

Al finalizar la II Guerra Mundial, Berlín quedó dividida con 81 puntos de paso comunicador entre las dos zonas de la ciudad, en 1949 eran dos países bien diferentes, uno, libre, llamado República Federal Alemana y el comunista, la República Democrática Alemana.

El régimen comunista generador de miseria dejó bien clara la gran diferencia económica entre las dos Alemanias, la libre, desarrollada y productiva, la comunista llena de pobreza y desigualdad; para el año 1961, 3 millones de personas habían salido de la Alemania comunista buscando la libertad.

Cuando Rusia se da cuenta del éxodo de la población, en especial de los más cultos, decide poner una alambrada provisional de 155 kilómetros, así, de la noche a la mañana, las dos Alemanias quedan divididas, los medios de transporte paralizados, la comunicación entre familias interrumpidas, vecinos de la misma calle separados, después se construye el Muro como una pared de hormigón de casi 4 metros de altura, y una gran resistencia interna dentro de sus paredes, delante de él, la “franja de la muerte” formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día. Entre 1961 y 1989 más de 5.000 personas trataron de cruzar el Muro de Berlín, 3.000 fueron detenidas y alrededor de 100 murieron en el intento.

Los historiadores nos cuentan que la caída del muro el 9 de Noviembre de 1989 fue motivada por la apertura de fronteras entre Austria y Hungría y cuentan de las movilizaciones masivas y pacíficas que forzaron la rotura del muro, pero la realidad y la verdadera fuerza que pudo derribarlo tiene otra explicación.

En 1982 Christian Führer, el pastor de la iglesia de San Nicolás de Leipzig. comenzó a organizar oraciones por la paz todos los lunes por la noche, al principio el grupo era muy reducido pero las reuniones de oración semanales, fueron haciéndose famosas. Las llamaban ‘las demostraciones de los lunes’. Y se conocían como el círculo de la Esperanza. Tres años después se colocó un cartel a la puerta de la iglesia que decía ‘Abierta para todos’, dicho cartel se mantiene hasta el día de hoy.

Fueron 7 años de constancia en la oración, los lunes en la ciudad de Leipzig. Ciudadanos de todo tipo , cristianos o ateos, acudían y tomaban conciencia de lo que sucedía en su país. Al principio el régimen lo toleraba, pero en la medida que fue creciendo la asistencia, la temida Stasi, la policía secreta, introducía sus espías dentro de las reuniones.

El Pastor Führer recordó en una entrevista con el programa de la BBC World Service programme Heart & Soul, en el año 2009. «El 8 de mayo de 1989 las autoridades pusieron barricadas en las calles que conducen a la iglesia, con la esperanza de echar a la gente, pero tuvo el efecto contrario, y nuestra congregación creció.

Hubo golpes y detenciones de los participantes en las manifestaciones de protesta pacífica en Leipzig, Berlín y Dresden. Christian Führer temblaba siempre que recordaba los 15 segundos que lograban mantener la pancarta, antes de que la Stasi interviniera, en la que estaba escrito: “Por un país abierto y con gente libre”.

Temió por la seguridad de los participantes, que se enfrentaban a la policía armada aferrando sus velas encendidas y encomendándose al cielo, pero como reconocerían después los policías y militares, funcionarios de la Alemania del Este: “Estábamos listos para cualquier cosa, a excepción de las velas y la oración…»

En 1989 la Rusia comunista daba muestras de debilidad y Gorbachov había comenzado la perestroika (transformación). No obstante, el 8 de Mayo de 1.989 la RDA levantó barricadas en las calles que conducían a la iglesia de San Nicolás. Hubo mucha represión con heridos y detenidos. Pero la mecha había prendido. Las concentraciones se repitieron en otras iglesias de Leipzig, pero también en Berlín y en Dresden. El 7 de octubre la concentración ante San Nicolás fue más multitudinaria. El líder comunista de la RDA, Enrich Honecker, visiblemente preocupado, ordenó el cierre del templo. La Policía se empleó a fondo. Aún así, hubo un llamamiento para una nueva concentración el siguiente lunes 9 de octubre.

Ese día las calles de Leipzig aparecieron tomadas por policías y soldados. Se temía un baño de sangre. Mas de 8.000 personas abarrotaban la iglesia de San Nicolás, con numerosos infiltrados de la Stasi. Los que no pudieron entrar acudieron a otras iglesias de la ciudad. Eran ya unos 70.000. Tras la oración habitual, Christian Fuehrer encabezó la marcha hacia el exterior. En la Augustusplatz había miles de manifestantes con velas encendidas que coreaban la consigna ‘Nosotros somos el pueblo’ (‘Wir sind das Volk’), gritos que arreciaban cuando se pasaba por delante de las comisarías de la Stasi. En el momento de mayor tensión, como las aguas del Nilo en la epopeya bíblica, policías y soldados se hicieron a un lado. Se obró el milagro. No hubo represión. El lunes siguiente los concentrados superaban los 120.000. Y el siguiente, el 23 de octubre, ya eran 300.000. Enrich Honecker dejó el poder. El 9 de noviembre, exactamente un mes después de aquella concentración masiva en San Nicolás, cayó el Muro de Berlín. (Tomado de El Correo, 9-Julio 2014, Pedro Ontoso)

La BBC cuenta cómo la oración derribo el muro de Berlín y el fin a la Guerra Fría en su publicación del 9 Octubre del 2015. Christian Fuehrer recibió el premio Nacional de Alemania pero no pudo recogerlo porque estaba muy enfermo y próximo a su muerte, pero siempre será recordado como el pastor de las oraciones del lunes y de lo que éstas desencadenaron en la iglesia de San Nicolás de Leipzig, la caída pacífica del Muro de Berlín.

Mari Carmen Jiménez.

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