Supervivencia – Nuestro viaje a Israel
Romanos 10:15 ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
Hemos viajado a Israel en estos momentos trágicos de guerra, pues sabemos que es en la dificultad cuándo los verdaderos amigos están dispuestos a acompañar al afligido, poniendo en práctica la palabra de consolar a Sión, tantas veces hablada y compartida.
¿Por qué hemos viajado a Israel?
La finalidad del viaje era orar por la paz para judíos y palestinos, que el amor y esfuerzo en proteger a su pueblo, demostrado por los judíos, se derrame en los palestinos y, así, el espíritu de odio que les esclaviza, desaparezca, puedan ser libres, vivir en paz y disfrutar de sus hijos. También fuimos a pedir perdón por la actitud de nuestro gobierno que apoya y justifica a un grupo terrorista asesino, los provocadores de este desastre, que mantienen a civiles, niños, mujeres y jóvenes secuestrados, provocando las matanzas de su propio pueblo al que utiliza como escudo propagandístico, robándole los recursos y al que asesina si se opone a su dictadura.
Un viaje lleno de emociones
A lo largo del viaje hemos abrazado, llorado y bendecido a algunos que con lágrimas nos han dado las gracias por nuestra visita de apoyo, siendo consuelo a los que por generaciones, sufren el mundo en su contra.
El Dios de Israel, aclara lo que es bueno y lo que es malo, también manifiesta el resultado de hacer el bien o el mal, promete bendición para los que obedecen y respetan su nombre y maldición para los rebeldes, ésta es la lucha desde que el hombre existe sobre la tierra, la verdadera guerra, la existencia del mal, del enemigo de Dios y de los hombres, tan real y manifiesto que aún los ateos deberían inclinar su cerviz y reconocer a Dios, ante la manifestación tan evidente del Inicuo, a lo largo de los siglos y en especial en nuestro tiempo. Pronto el satanismo será enseñado y practicado en nuestras escuelas como ya se hace en algunos países. Ignorar la realidad espiritual y dar vueltas a la superficie de los sucesos y tragedias que vivimos es errar el blanco.
Muchas veces al analizar eventos de la historia, nos asombramos de la capacidad del ser humano de hacer tales crueldades, matanzas, violaciones, robos y destrucciones, que vistos con la pantalla del tiempo nos parece imposible puedan repetirse, qué engaño, esa ingenuidad, manifesta nuestro desconocimiento de la naturaleza humana, dominada e inspirada por el diablo, olvidando que éste, sabe bien, cómo engañar y conducir a cada generación a la destrucción y la muerte, porque odia a Dios y a lo que Dios ama.
El Museo del holocausto
Visitando el museo del holocausto de Jerusalén, Yad Vashén, se ve muy claramente el proceso de cómo se conduce a las masas a cometer actos criminales. Con la propaganda adecuada, se infiltra el odio y el temor en las mentes de los hombres sin valores espirituales, sin verdadera identidad ante Dios y, en el proceso, se vuelve prioritario conservar el estilo de vida, los medios materiales, sobrevivir a toda costa, pagando cualquier precio. Si se adoctrina a los pueblos con fines destructivos y éstos carecen de principios morales, se pueden convertir en un gigantesco monstruo dirigido por la élite, subyugada, al mismo diablo y, así, en el anónimo de la multitud, se cometen los más infames y crueles actos contra los individuos que no se adhieren a su locura.
Reflexionemos
Reflexionando sobre todo esto, se llega a la conclusión de que solo los que tienen respeto a Dios, esperanza de vida eterna y seguridad en la existencia de justicia perfecta, que anteponen lo espiritual a lo material, sólo éstos, estarán dispuestos a sacrificar sus vidas en defensa de la verdad y la justicia, podrán enfrentar situaciones trágicas sin ceder en sus principios, ni perder su dignidad, así, estarán en pie, confiados, cuando Dios, como Juez, deje bien clara la diferencia entre el bien y el mal, castigando al perverso y premiando al justo.
Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho JHVH de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho JHVH de los ejércitos. Malaquías 3.
Mari Carmen Jiménez.