Jesucristo: Él es el camino, la verdad y la vida
La promesa de Jesús
En el Evangelio de Juan, capítulo 14, versículos del 1 al 3, Jesús nos dice: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros; y si me fuere y os preparare el lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Jesús nos invita a no dejar que la preocupación y la ansiedad dominen nuestro corazón. Su promesa es clara: hay un lugar preparado para nosotros junto a Él.
Cómo enfrentar la decepción y la tribulación
¿Qué debe hacer un cristiano cuando el mundo conocido se desmorona? La vida está llena de problemas y decepciones: con nosotros mismos, con los demás y con las circunstancias que no podemos cambiar. La pobreza, la pérdida de un ser querido, la enfermedad o la inseguridad sobre el futuro pueden abrumarnos. Jesús nos dice que llevemos todas nuestras ansiedades a Él. No importa la magnitud del problema, Él está dispuesto a cargar con nuestras cargas y darnos paz.
Reflexionando sobre la pasión de Cristo
Cuando enfrentamos miedo o dolor, recordemos la pasión de Cristo. Él sufrió por nosotros, recibió los clavos, la lanza y la corona de espinas. Pablo nos recuerda en Romanos 8:32 que si Dios no escatimó a su propio Hijo, ¿cómo no nos dará también todas las cosas que necesitamos? Llevemos nuestras preocupaciones a Jesús y confiemos en que Él cuida de nuestra vida.
La promesa de la eternidad
El futuro puede inquietarnos, y la muerte, con su misterio, nos pone nerviosos. Sin embargo, Dios promete que vendrá en el momento inesperado para llevarnos a un mundo precioso que aún no conocemos. Jesús nos recuerda que debemos confiar en Él y en Su plan. Creer en Dios significa también creer en Jesús, quien nos asegura un hogar eterno y verdadero.
Jesús es el camino, la verdad y la vida
A diferencia de otras religiones que ponen énfasis en el miedo, las obras o los rituales, el cristianismo pone el foco en la fe y en nuestra relación con Dios. Jesús no es solo un maestro de la verdad, Él es la verdad y la vida. Solo a través de Él podemos acercarnos al Padre. Pedro afirma en Hechos 4:12 que en ningún otro hay salvación; Jesús es el único camino.
La importancia de una relación íntima con Jesús
Para conocer la voluntad de Dios, debemos cultivar una relación diaria con Jesús. Caminar junto a Él nos garantiza estar en el lugar donde Él quiere que estemos. Seguir Su camino no requiere mapas ni planes humanos, sino confiar en Su dirección y Su guía.
Aceptar a Jesús como Señor y Salvador
Aceptar a Jesús no es solo un acto de fe, sino la decisión más importante de nuestra vida. Nos ofrece vida eterna y una transformación completa. Si nunca lo has aceptado o deseas regresar a Él, este es el momento: reconocer nuestros pecados, pedir perdón y entregarle nuestra vida. Al hacerlo, Jesús se convierte en nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.
Los próximos pasos en la fe
Después de aceptar a Jesús, debemos buscar una iglesia que enseñe la Palabra de Dios y leer la Biblia diariamente para crecer en nuestra fe. Este es el siguiente paso que nos permite profundizar nuestra relación con Él y vivir conforme a Su voluntad.
La decisión final
La invitación de Jesús es clara: aceptarlo como nuestro Señor y Salvador nos lleva a la salvación y a la vida eterna. Ahora la decisión está en tus manos: seguir a Jesús y experimentar Su paz, o rechazarlo. La respuesta depende de ti.
